LEER MÁS LEER MÁS La base del escándalo no es nueva, lo que cambia es el trasfondo. El primer año en pandemia comenzó y concluyó con denuncias a grandes retailers, algunos con polémicas de vieja data en su expediente; que además sirvieron para destapar que -mientras el mundo anunciaba el gran auge del retail en pandemia- ciertos miembros del sector mostraron su cara menos progresista. Claudia Aller, experta en retail y jefa de marketing del centro comercial Jockey Plaza, nos ayuda a analizar mejor el contexto explicando que -a pesar de que Amazon finalmente admitió su culpa- la controversia no repercutió en su reputación como en otro contexto sucedería. “Quizá en otra coyuntura, las denuncias a Amazon hubieran trascendido mucho más, pero en estos tiempos el consumidor está enfocado en que la empresa le cumpla sin tener en cuenta todo lo que esto puede implicar”, señaló Aller. Desde un punto de vista menos crítico, la situación tampoco ayudó a los grandes de retail. El comercio minorista global acumuló una contracción de 3,8 % en el primer año en pandemia, se cerraron importantes fuentes de ingresos y el peak del ecommerce les obligó a repensar su logística, aumentar sus dark stores, y sobre todo, mostrarse capaces de responder la abrupta demanda. “Nadie pudo dimensionar lo que se venía, ha sido un tema de ensayo y error. Las marcas no podían quedarse con los brazos cruzados y era necesario arriesgar e ir haciendo las mejoras sobre la marcha. A muchos se les salió de las manos porque la coyuntura era compleja para todos. Los canales de venta digital pasaron de ser una opción a ser el medio principal de compra y esto implica una logística que va mucho más allá de contar con stock de productos. La distribución se volvió una pata fundamental”, comentó la experta.