Fue una de esas noticias que la prensa mundial llevó a grandes titulares. Un congresista estadounidense denunciaba que las malas condiciones laborales en Amazon obligaban a sus repartidores a orinar en botellas de plástico, y el retailer se defendía alegando que sus dark stores contaban con suficientes aseos para que no hubiese necesidad de recurrir a tan penosa práctica. La situación pudo acabar como un malentendido, si no hubiese despertado la indignación de otros empleados, quienes rápidamente salieron a aclarar que se trataba de la presión por cumplir las cuotas de despacho lo que hacía que no solo orinaran en botellas, sino que, en algunos casos, también defecaran en bolsas. CONTINUAR CONTINUAR