Así se configura la guerra del delivery en Perú Dos empresas actualmente lideran el mercado del delivery en Perú: Rappi y Pedidos Ya, frente a las opciones nacionales que ofrecen las propias empresas como Fazil de Saga Falabella o Bembos a través de su app. Un panorama que deja muy poco espacio para un único liderazgo del rubro, en el que la creatividad, la calidad y la oferta son determinantes para la elección del consumidor. Por un lado tenemos a Rappi. La empresa, que nació en 2015, ya se encuentra en nueve países y se ocupa mayormente de restaurantes y dark kitchens. En 2018, logró una valoración de mil millones de dólares, convirtiéndose así en el primer “unicornio” de Colombia. Este aplicativo, que para la fecha satisface a más de dos millones de usuarios, llegó en 2018 inicialmente solo a Lima, pero tras su éxito en la capital, la marca invirtió US$10 millones adicionales para expandirse a las principales provincias del país: Arequipa, Trujillo, Piura y Cusco. Hoy su app ofrece productos y servicios en 34 categorías, que van desde las tradicionales como supermercados y restaurantes, hasta el servicio de Rappi Travel, que funciona como agencia de viajes. Cuenta con más de 5 000 negocios afiliados en el Perú. Para facilidad de sus clientes también ofrece medios de pago nativos, como RappiPay y RappiCard. Además, ofrece distintos modos de afiliación, gratuitos y pagos. En la otra acera tenemos a PedidosYa, recién llegada a Perú. La app es hoy propiedad del gigante alemán Delivery Hero, quien absorbió hace apenas unos meses a la española Glovo en toda América Latina por una transacción que ascendió a los US$273 millones, y ahora opera bajo el nombre de PedidosYa en la región. En Perú funciona en nueve ciudades: Lima, Chimbote, Huancayo, Ica, Piura, Chiclayo, Trujillo, Arequipa y Cusco, territorios en donde se despliega una flota de 4 mil repartidores que atienden a unos 5 mil establecimientos activos entre restaurantes, supermercados, tiendas de conveniencia y farmacias. PedidosYa heredó a los antiguos usuarios de Glovo y su meta para el cierre de 2021 es llegar a abarcar a ocho millones de personas. Adicionalmente - y sobre su competencia - la empresa cuenta con una línea de dark stores denominadas “PedidosYa Markets”. Actualmente, ya hay cuatro en Lima y los planes de la empresa son ampliar esta modalidad de negocio al resto de las ciudades. Además de estas dos empresas, otras dedicadas a servicios de delivery y gestión logística también buscan su trozo de pastel en el país. Una es la peruana Chazki, ya presente en México, Chile y Argentina, que recientemente recibió una importante inversión por parte del grupo Falabella; y la chilena Justo, creada en 2018 y que hoy opera en su país de origen además de México, Colombia y Perú. Esta última estima alcanzar una facturación aproximada de US$5 millones al cierre del 2021. LEER MÁS LEER MÁS Apps de delivery en Perú: ¿Una batalla perdida? El Reporte de Ecommerce 2021, realizado por Neo Consulting, reveló que entre 2020 y 2021 las ventas electrónicas en Perú crecieron en un 86,7 %, mucho más que en el resto de los mercados de Suramérica. En ese contexto, las empresas de delivery juegan un papel fundamental. No obstante, el mismo estudio señala que aún el público peruano no siente total confianza por las contratistas que se dedican a la gestión logística. Esto lo evidencian los resultados de la categoría “Preferencias de delivery” en las cuales el 78% de las personas encuestadas dijo que opta por el reparto de parte del propio servicio de la tienda apelando a la confianza en la misma, contra un 35 % que sí se decide por una app de entrega a domicilio. Al mismo tiempo la pesquisa señala que en Perú la tendencia en las ventas electrónicas va a un alza irrefrenable y que el 30% de los usuarios se deciden por este método de compra justamente por las ventajas que le significa el servicio de delivery. Al cierre de 2020, alrededor de 11,8 millones de personas en Perú compraron online con un ticket promedio de S/ 141, cifras que dialogan directamente con el sector de las empresas dedicadas al despacho en casa, refiriéndose a los desafíos y posibilidades de unos hábitos de consumo que no harán sino afianzarse.