8 de cada 10 compradores aseguran que la pandemia les ha hecho replantearse sus prioridades, valores y perspectiva ética, una realidad que está moviendo sus decisiones de consumo hacia empresas que reflejen estos mismos ideales.
La consultora de sostenibilidad 21gramos presentó una investigación en base a las respuestas de 1.000 entrevistados de entre 16 y 65 años el pasado año 2021, donde quedó reflejado que el 84% de la población en España sí tiene cuenta del impacto medioambiental y social de sus hábitos de consumo, aunque no significa que lleve a cabo una compra responsable.
Así, casi 8 de cada 10 ciudadanos considera que la pandemia le ha cambiado y, por consiguiente, le ha hecho replantearse sus prioridades, valores y perspectiva ética. Algo que a su vez está transformando sus hábitos de consumo. Pero, esto no es más que el eco de una realidad mucho más grande.
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Se trata de un fenómeno que no se limita a la geografía española, es algo que ya está afectando a un consumidor global. Un estudio de GlobalWebIndex da cuenta de esto, asegurando que el 61% de los millennials en el mundo estarían dispuestos a pagar más por productos sostenibles y la generación Z quedó en el segundo lugar con 58%.
Cómo está impactando el consumo consciente en el mercado
Sin embargo, Marta González-Moro, cofundadora de 21gramos, explica que no es lo mismo consumo consciente y consecuente. “Cuando decimos gente consciente, nos referimos a gente concienciada: esto es asumir que tus compras tienen impacto”, explica. No obstante, el consumo consecuente es el “responsable, el que se ejerce activamente”.
Ante esto el estudio establece tres categorías de estilo de vida vinculadas al consumo: consecuente (26% de los encuestados lo practican), que es el más reflexivo y con mayor capacidad de renuncia; el reticente (16%), que ni busca productos más éticos ni está dispuesto a pagar más por ellos, y el consciente (58%) que es el que practica la mayoría de ciudadanos que, aunque con dilemas, aspira a incrementar su coherencia en el acto de compra.
Una tendencia que ya está teniendo su repercusión en el escenario peruano, una investigación elaborada por Deloitte asegura que un 31 % de los consumidores millennials ha finalizado o disminuido su relación con una marca por generar un impacto negativo en el ambiente.