A menudo se piensa que una campaña de marketing con gran presupuesto es la única que triunfa, pero el ingenio y creatividad es lo que realmente se necesita para lograr el éxito
Algunas marcas acostumbran celebrar campañas realmente legendarias que no suelen escatimar gastos ni preocuparse por los recursos. La lujosa campaña de Chanel en 2004, por ejemplo, contó con la participación de Nicole Kidman y Baz Luhrmann, costándole a la casa de moda la histórica suma de 33 millones de dólares.
La firma no es la única en “botar la casa por la ventana” cuando se trata de crear una estrategia de marketing, la popular cerveza negra Guinness ($16 millones) y el grupo de seguros Aviva (13,4 millones) también han destinado una millonaria inversión a la hora de idear su plan marketero.
Sin embargo, es lógico que no todas las marcas puedan cubrir tan astronómico presupuesto; por suerte, el dinero no es la única condición necesaria para conquistar la cima del éxito en el marketing.
Richard Branson, creador del sello discográfico Virgin Records, considera que existe tres claves para sacar el máximo partido a los gastos de marketing más limitados.
Apostar por la simplicidad en la campaña de marketing
Se trata de comunicar lo que distingue a la marca de manera concisa y clara. A la hora de traducir en lenguaje marketero aquello que la marca hace por el consumidor no hay que añadir más complejidad a lo que ya de por sí es bastante sencillo. El objetivo es comunicar los principales valores asociados a la marca de la manera más simple posible.
Hacer sonreír a la gente
Richard Branson aclara que Virgin saca siempre a relucir la diversión que reviste a sus productos y servicios y esa diversión ocupa un lugar central en sus campañas de marketing. La apuesta por el entretenimiento ha procurado no pocos dividendos a Virgin. Al fin y al cabo, subraya Branson, la diversión es infecciosa.
Como ejemplo, Branson recuerda una campaña lanzada hace 15 años por la aerolínea Virgin Atlantic.
La campaña buscaba promocionar el masaje gratuito con el que agasajaba a sus clientes “upper class” durante sus vuelos. Pero en lugar de colocar única y exclusivamente sobre los focos ese masaje, Virgin Atlantic quiso ir más allá y mofarse de la competencia: British Airways.
Su resultado fue un sencillo anuncio acompañado del siguiente lema: “BA don’t give a Shiatsu”. Con tan simple y descarado mensaje Virgin Atlantic consiguió trasladar a la perfección la frescura y la vitalidad inherentes a su marca al tiempo que hacía hincapié en la soberbia calidad de sus servicios.
No hay que tener miedo de reírse de uno mismo
Branson recuerda cuando debutó en la industria de las aerolíneas con Virgin Atlantic, su presupuesto era “enano” comparado con el de su gran rival a batir: British Airways.
Aun así, Branson no se dejó intimidar por la situación y decidió hacer caso de su mentor por aquel entonces, Freddie Laker, y reírse de sí mismo con el último objetivo de sobrevivir.
Para ello, se colocó a sí mismo en el epicentro de su marca, otorgando así a Virgin Atlantic la personalidad que British Airways nunca tuvo. Gracias a las divertidas estrategias de su dueño, Virgin Atlantic ha acaparado casi todos los titulares con elogios en los últimos años.
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