No puedes enamorar quien no conoces, al menos no es lo recomendable. Perderás tiempo y plata, cómo vas a saber por dónde enganchar con la otra persona sin conocer por ejemplo: ¿Qué lugares le gusta frecuentar para invitarlo a salir? ¿Cuál es su tema de conversación favorito para que no se aburra contigo? ¿Cuáles son sus sueños y preocupaciones? ¿Qué hace en su tiempo libre? No basta con saber si es alto/bajo, joven/no tanto, dónde vive o a qué colegio fue para poder enamorarlo de verdad.
Y esto sucede también en las organizaciones que hace rato se han dado cuenta que para competir en estos tiempos no basta con los típicos datos demográficos de hace unos años. Necesitan conocer de verdad a sus clientes para asegurar todas sus decisiones son tomadas por y para ellos, para enamorarlos más allá de solo ilusionarlos.
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La gran pregunta aquí es: si ya muchas empresas invierten tiempo y recursos en conocer a sus clientes externos, ¿por qué internamente no pasa lo mismo si sabemos que el colaborador es clave para que cualquier negocio salga adelante? Seguimos ofreciendo beneficios, planes de carrera y elaborando campañas de endomarketing y estrategias de comunicación que son totalmente estándar, que a lo mucho llegan a considerar características como edad, sexo y nivel jerárquico en la empresa. No quiero decir con esto que estas variables no sean importantes, pero son muy limitadas y no permiten adecuar nuestros mensajes de manera estratégica y más profunda, no permiten enamorar de verdad.
Este tema es muy complejo y profundo, pero aquí intentaremos regresar a lo básico por un momento. Gracias a herramientas que hoy se conocen mejor y que son simples de usar, no necesitamos ya de largas semanas de investigación que pueden encarecer costos y sobre todo demorar nuestras campañas en estos tiempos en que debemos movernos rápido.
Si ya sabemos a qué grupo humano queremos dirigirnos, si ya tenemos un universo definido tomemos unos días para conocer un poco más sus preferencias, sus temores y barreras ante aquello que vamos a comunicar. Podemos empezar por elaborar mapas de empatía (también llamados arquetipos) con un número simbólico de colaboradores, en el que podamos conocer aspectos como: a quiénes verdaderamente escucha este colaborador, qué dice su entorno (sus compañeros, su familia, etc), qué realmente le importa (sus sueños y anhelos personales y profesionales), qué dice y cómo lo hace, qué ve a su alrededor, qué canales consume, cuáles son esas ganancias que busca en su vida y cuáles sus más grandes temores.
Lo ideal es obviamente tener arquetipos elaborados con una muestra representativa y toda la metodología de investigación acorde, si puedes hacerlo adelante, ¡excelente! Pero si no tienes el tiempo y tu campaña se te viene encima, opta por algo sencillo que puedas hacer tú mismo o pídele a la empresa que te está asesorando que te ayude. Básate en conversar más que en entrevistar a tu público objetivo, busca a un par de personas al menos y sobretodo observa mucho, lee entre líneas, ata cabos, deduce y comprueba si tus deducciones son las correctas conversando más. Elabora tu arquetipo o mapa de empatía y antes de decidir cómo bajar tus mensajes, en qué canales o tono, regresa a este documento y adapta lo que se necesite para que tu público se enganche y entienda lo que quieres transmitir.
Creo firmemente que las relaciones exitosas (dónde hay verdadero amor) se basan en respeto y cariño, y que ambas no se logran si no conoces bien a quien tienes en frente.
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