Víctor «Oto» Velez nos explica acerca de la realidad en las marcas en su artículo «Compárteme que soy Realidad»
Por Víctor“Oto” Velez, Director Creativo general de Quorum Soho Square.
Muchos recordamos con cariño aquellas infantiles mañanas de vacaciones cuando abríamos los ojos a las 10 y, liberados del stress de vestirnos para llegar al colegio, nos entregábamos de lleno al placentero consumo de dibujos animados.
Gatos que lideraban pandillas, familias cavernícolas y jóvenes resolviendo misterios junto a un Gran Danés, formaban la base de ese entretenimiento matutino.
Entretenimiento que estaba hecho de una sola cosa: FICCIÓN.
Es que para nosotros, los de la generación X, la gran cantera del entretenimiento siempre fue esa, la ficción.
Los comics, las películas, los cuentos para dormir, inclusive los juegos callejeros se basaban en la creación de realidades alternas. Mundos e historias que digeríamos sonrientes sabiendo la imposibilidad de su existencia.
Pero eso se terminó.
Gracias a las omnipresentes redes sociales el entretenimiento ha encontrado una nueva cantera mucho más rica y atractiva llamada REALIDAD.
La foto del cebiche que almorzamos, los memes de melcochita, un video de alguien cantando “Feliz Cumpleaños” o cada tweet con una opinión, no son más que pequeños fragmentos de realidad. Fragmentos que se han convertido en la moneda de cambio de nuestro interactuar social.
Hoy, esta contemplación crónica de realidades ajenas, es la principal actividad recreativa de toda una generación. Literalmente nos pasamos la vida viendo que hace el otro.
Y como en toda actividad recreativa de éxito; todos quieren jugar.
Así, nace un tipo de comportamiento que define con dos verbos el accionar diario de millones de personas: “Registrar y compartir”.
Registramos todo fragmento de nuestra realidad que consideramos valioso (En mayor o menor grado) y lo compartimos con el mundo entero como aporte a ese gran círculo de contemplación colectiva.
Estas son, nos guste o no, las nuevas reglas del entretenimiento social y como comunicadores debemos entenderlas y aceptarlas.
Por eso hoy, LA REALIDAD es el empaque más atractivo con el que se puede vestir cualquier mensaje.
La realidad es un boleto de entrada al gran juego de “Registrar y Compartir” en el que personas comunes se convierten voluntariamente en nuestros difusores frente a su propia audiencia cautiva. O sea, la estrategia de medios perfecta.
Trabajar la comunicación desde el terreno de la realidad nos permite liberar a nuestros mensajes del estigma de “Ficción Publicitaria” y entrar en el terreno de “Contenido Relevante”, un lugar mucho más apreciado en la mente de la gente.
De allí, a ser compartidos por todas partes, hay un paso.
Esta es la razón por la que hoy más que nunca debemos trabajar de la mano con los clientes para definir algo muchas veces olvidado: El Propósito de sus marcas.
Este va mucho más allá de la venta de un producto, es el motivo de su existencia.
El propósito define la esencia, lo que la marca quiere lograr, es ese objetivo humano que le otorga valor social y sirve de brújula para todas sus acciones.
En otras palabras, el propósito de una marca es su más sincera realidad.
Por eso, cuando las acciones de dicha marca muestran consecuencia con su propósito el consumidor las respeta, pues no se siente frente a un discurso mentiroso sino ante una postura real.
Esto, para alguien que consume trozos de realidad todo el día. Es un imán.
Trabajar el propósito puede lograr un cambio de percepción en los consumidores, llevándolos de “Yo compro esta marca” a “Yo pienso como esta marca”, postura en la que nos acercamos muchísimo más a ellos construyendo relaciones duraderas.
Así, con esa adhesión voluntaria, lograremos poco a poco el valor suficiente para ser parte de su realidad.
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