El objetivo de la marca es relacionar la afición de Óscar el Gruñón por la basura con el lanzamiento de su nuevo combustible sostenible, elaborado por grasa y aceite de cocina reciclado.
Óscar el Gruñón, uno de los personajes con peor humor de Plaza Sésamo, ha iniciado una nueva aventura que lo llevará a ocupar un cargo de alto dirección en una de las aerolíneas más importantes del mundo. United Airlines lo ha reclutado como su nuevo «Chief Trash Officer».
El cariño de Óscar el Gruñón por la basura se alinea como un segmento de la estrategia de la compañía estadounidense enfocada a la protección del cliente. Así, de la mano del personaje de Plaza Sésamo, United Airlines quiere vender las bondades de sus carburantes alternativos y «climate-friendly», que se elaboran a partir de grasa y aceite usado para cocinar.
En dos «teasers», la marca habla sobre la mudanza de Óscar el Gruñón a los cuarteles generales de la aerolínea, donde busca denodadamente materiales aptos para la elaboración del denominado combustible sostenible de aviación, también conocido como SAF por sus siglas en inglés (Sustainable Aviation Fuel).
Por ejemplo, el personaje de Plaza Sésamo detecta en la basura residuos como las cáscaras de plátano y de pistacho que son potencialmente útiles para fabricar combustible sostenible de aviación.
Con la ayuda de Óscar el Gruñón, United Airlines quiere animar a la gente a volar de manera más sostenible con el último objetivo de reducir las emisiones, que son extraordinariamente elevadas en la industria de la aviación.
La agencia 72andSunny Los Ángeles creó la campaña, integrada por dos «teasers», un spot más largo y clips enfocados a su proyección en canales de publicidad exterior digital.
La contaminación de las aerolíneas
Desde hace varios años, diversas aerolíneas vienen intentando cambiar la imagen de la industria como una de las más contaminantes con el apoyo de campañas publicitarias creadas ad hoc, algunas de ellas son Air France, KLM, Lufthansa o easyJet.
Sin embargo, estas iniciativas han sido llamadas como «greenwashing» hace unos meses por los activistas de Brandalism, que «secuestraron» los anuncios de varias aerolíneas en toda Europa y los reemplazaron por obras artísticas de corte satírico que ponían el foco en el importante rol de la publicidad en el ramo de la aviación en las emisiones de gases de efecto invernadero.