En el reciente programa de A La Interna, Fernando Veliz Montero habla de la importancia de construir culturas fuertes que se adapten a las diversas situaciones, más allá de una crisis, y sobre el rol que en ello tiene el liderazgo y la comunicación.
Jaime Alfaro: ¿Qué se puede entender por resiliencia organizacional?
Fernando Veliz: Vamos a lo concreto, es la capacidad de revertir la adversidad y de generar empresas fuertes, flexibles, adaptativas y conscientes. La resiliencia no es resistir un golpe, es recibir un golpe, lo resignifico, tomo consciencia de lo que me pasó y después emprendo el vuelo.
Entonces cuando escribí mi libro Resiliencia Organizacional, lo que yo pensaba era ¿por qué no generar empresas que no lleguen improvisadas a las crisis? Lo que deberían hacer es generar una cultura de autocuidado para hacer una cultura organizacional fuerte, y para que en momentos de estrés puedan sostener y literalmente resolver todas las grandes crisis en forma expedita, eficiente y al servicio del resultado.
J: Entonces, ¿la resiliencia no se tiene que demostrar o aplicar en una época de crisis?
F: Es una forma de vida, por eso yo conecto la resiliencia con lo axiológico, con los valores, con la ética, y la ética es el bien común. Debemos tener como organización relaciones sanas, equipos con propósitos comunes, y todo esto al servicio del desafío de la organización.
Pero debemos entender que la resiliencia no la desarrollamos porque vaya a llegar una crisis, es tener la satisfacción de sentir la tranquilidad de poder estar en una organización, de habitar una colectivo humano que tiene todos los condimentos para poder desarrollar una labor comprometida y que entiende que el ser humano es el que está en el centro de negocio. A esto no estamos acostumbrado en Latinoamérica.
J: ¿Crees que la pandemia hizo que las empresas recién se dieran cuenta de esto que mencionas de tener al ser humano en el centro del negocio?
F: Con la pandemia, quedó en evidencia nuestra inconsistencia y que estamos en deuda con el ser humano, y que literalmente generamos organizaciones muy predecibles, que no están al servicio de la expansión de las personas y eso te genera pura trabas y puros malos resultados. En América Latina, la calidad de la gestión es menor al 30%, el 93% de las empresas no cumple su planificación estratégica, y el 85% de las personas no renuncian a la empresa sino al mal liderazgo. Entonces hace mucho rato que estamos en deuda.