Por Ximena Vega, CEO de Claridad Coaching Estratégico.
Lo que ha sucedido en es te mes es inaudito. Los recuerdos que hoy tenemos sobre el Perú en el Mundial se han vuelto por fin homogéneos. Han logrado transformarse en memorias compartidas por todos por igual. Hemos almacenado masivamente un cúmulo de imágenes y emociones que nunca antes estuvieron en nuestra memoria colectiva como nación.
Desde el márketing, las marcas han ganado estrellas, representantes nacionales. La comunicación de hoy no solo incluye a nuestros jugadores, sino que este halo mágico ha endosado como celebridades a sus mamás, a sus hermanos y hasta a sus mascotas. Auguro que no será una moda, porque la mayoría de los ‘muchachos’ serán protagonistas en el siguiente Mundial.
El próximo año empieza todo otra vez. Así que tenemos emoción y esperanza para largo rato. Si las marcas saben mirar de manera estratégica, encontrarán oportunidades para romper con el cliché.
Hay dos grandes figuras que no podemos dejar de mirar. Por un lado Ricardo Gareca: más que un entrenador, un líder comprometido que ha logrado darle un nuevo significado a la palabra equipo. Y por otro lado, la hinchada. Sesenta mil peruanos capaces de dejar todo para seguir a su selección y a sus sueños hasta Rusia. Estoy más que segura de que el impacto peruano se dejó sentir.
Este Mundial ha sido más grande de lo que parece para el Perú. Nos ha dejado valores, ha hablado a gritos de disciplina, perseverancia, coraje, fuerza y autoestima. Nos ha enseñado a celebrar juntos, a ser tolerantes, a perdonar y a valorar quiénes somos. En este caso, el futbol no se trató tanto de goles como de victorias. Sin ninguna duda, en este proceso y como sociedad, los peruanos somos los campeones del mundo.
*Artículo publicado en el diario El Comercio para Día1.
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