Sí, es parte de la letra de un antiguo tango, que me viene a la memoria porque como viejo publicista, una vez más añoro ciertas cosas del pasado de una profesión que ejercí por más de medio siglo; es verdad, ya soy un “antiguo”, pero que no reniega del presente ni de los adelantos técnicos alcanzados.
Me entristece que las formas le estén ganando al fondo y que este se reduzca. La publicidad dice lo mismo desde siempre, con cambios en el lenguaje y en los medios para expresarlo. Esto me suena a una falta de pensamiento provocada quizás por una inmediatez que, vertiginosa, hace que se omita la etapa básica de la comunicación publicitaria, es decir, el pensamiento creativo.
Sé que me repito en este tema, pero creo importante puntualizarlo, ya que esto puede estar marcando esa especie de añoranza por un “pasado publicitario”, que estoy seguro, otros como yo tienen.
Me parece que se está prefiriendo lo inmediato, lo “absolutamente rentable”, en detrimento de esa publicidad que trabajaba con las emociones y sentimientos. En fin, quisiera que esto que digo y he repetido tantas veces, sirva como una alerta en este momento en el que el abandono de las viejas trincheras publicitarias y su reemplazo galopante por tecnologías muy eficientes, pero a mi modo de ver, vacías de elementos verdaderamente motivadores, y casi exclusivamente inspirados por una mal entendida economía puramente monetaria.
El dinero no lo es todo. Los descuentos y las rebajas son parte de una apelación que debe sustentarse en contenido creativo.