“Ser actual” o estar actualizado, es una condición básica si alguien quiere dedicarse a la publicidad, sin importar el área en que se desempeñe.
Calculo que esto sucede en la mayoría sino es en todas las profesiones, porque “quedarse atrás” es volverse obsoleto y cuando esto sucede ya no es posible ejercer como uno lo hacía “antes”; sin embargo, en la publicidad, esto creo que es peor, porque la tecnología avanza aceleradamente y es mucho más notoria la falta de “aggiornamento”, aunque los principios de la comunicación en sí, sean básicamente los mismos.
En este mundo donde las tendencias son cambiantes, nos encontramos con nuevos modos y maneras, que sumados a esa tecnología que ya se ignora, el publicista que se “descuida”, pierde actualidad y se convierte en un inútil profesional. La inteligencia artificial, la digitalización y las diferentes plataformas usadas para comunicar, por mencionar solamente algo de este verdadero “tsunami” de cambios, dejan al “desactualizado” como un simple espectador, un “mirón” más.
Siempre recuerdo -y lo he dicho otras veces- a un taxista, que hace muchos años, vino a recogerme a la oficina y me sorprendió al preguntarme si yo era quien era y decirme que seguramente no me acordaría de él, porque era un director de arte, que tiempo atrás había emigrado a Venezuela, donde tuvo mucho éxito en la profesión y decidió regresar al Perú, pero al ignorarlo todo sobre el manejo de la computadora, no pudo trabajar más en publicidad y que con el dinero que había ahorrado, compró dos automóviles, para operar como taxi: uno lo alquilaba y el otro lo manejaba él mismo.
De publicista, a taxista … Sin desmerecer para nada a estos últimos, que alguien no pueda ejercer su profesión porque “se quedó atrás”, me parece tremendo.
En lo personal, trato de no “quedarme atrás”, pero creo que el tiempo va más rápido que yo.