Por: Guilherme Ferreira, Media Coordinator en GhFly
Un título bastante curioso, ¿verdad?
El ser humano, por naturaleza, se vuelve loco por las maneras más simples de lograr sus objetivos, por los atajos y las recetas listas para usar, y esto no es diferente en la vida diaria de los profesionales de marketing, ya sea en agencias, empresas, plataformas y cualquier otro player en este universo.
GhFly como agencia de performance con amplia experiencia asesorando empresa de toda América Latina ha logrado identificar un patrón en muchas de las situaciones pues, es común que suceda lo siguiente: en la reunión de briefing, las marcas quieren reforzar su posicionamiento, atraer al público objetivo, generar buzz, menciones, conversación alrededor de su marca y obviamente, vender más. Horas de planificación, mapeo de los mejores públicos, definiendo los mejores canales y formatos hasta el primer día de la campaña y … ¡BUM! “¡No estamos vendiendo!”; “¡El tráfico es caro!” y toda esa planificación se va al agua. El objetivo ahora para la empresa que nos contrató es sólo vender más, ya no importa lo demás.
Este deseo de las marcas es totalmente comprensible, todos quieren construir su marca a largo plazo y alcanzar los objetivos de ventas a corto plazo. Siempre ha sido así y siempre lo será. Para vincular estos dos extremos, los equipos responsables por la planificación y la ejecución deben tener mucho cuidado en cómo alinear la teoría y la práctica.
Fuente de la imagen: Sales funnel o embudo de ventas ¿qué es?, https://www.tropicodigital.com.
Para que la realidad esté alineada con la teoría, es importante considerar algunos requisitos, tales como estructurar una campaña que garantice acciones en todas las etapas del embudo con el que trabajamos en el mundo digital (reconocimiento, consideración y conversión) y que dentro de cada una de estas etapas se enumere las audiencias que serán trabajadas, los canales, mensajes, formatos de anuncios, KPIs, medición y atribución. Después de realizar todo ello, tendrás un documento más o menos así:
Después de realizar este cuadro de doble entrada, comienza a completarlo por la etapa del embudo más cómoda para ti, llenando primero una de las columnas, y enseguida completa las otras filas. Por ejemplo, el siguiente cuadro que verás fue realizado por GhFly para un negocio que tenía un e-commerce sobre moda, llamado “Fashion Ecommerce”:
Con una herramienta tan simple como esta, es posible definir cuáles serán las audiencias de tu campaña, con qué mensajes las atraeremos y qué KPI nos dirán si dicha campaña está funcionando bien o no. Sin embargo, lo más importante no es solamente este cuadro, sino la forma en la que les atribuiremos resultados, es decir, en ningún momento podemos olvidarnos de las conversiones, sino que las veremos con las ventanas de atribución apropiadas para cada etapa. Por ejemplo, al final de una campaña de 60 días, será posible entender si los videos mostrados en YouTube durante la fase de reconocimiento o awareness realmente ayudaron a generar conversiones en la tienda online. De lo contrario, sería inútil haber conseguido muchos inicios de sesión, o usuarios que compartieron o aducir que la campaña generó buzz y, ciertamente, las partes interesadas no aprobarían una segunda campaña después de esos resultados, pues la campaña “no vende”.
Por lo tanto, al final del día, cada empresa quiere construir una marca y vender más. Es deber de los profesionales de marketing combinar la teoría con la práctica y hacer posible esta entrega, claro está, no todo en el marketing digital es ventas, como lo hemos visto, pero el fin último en sí, lo es.
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