Civismo y reinversión: dos enseñanzas que deja Pastelería San Antonio

San Antonio. La pastelería con más de 60 años en el rubro, volvió a dar otra lección al transformar su negocio en un minimarket.

En medio de la crisis económica a causa del brote de coronavirus, las marcas están en la necesidad de transformarse y adaptarse a esta etapa con cambios significativos y calculados que las ayuden a poder mantenerse en estos tiempos difíciles, ante ello es que Pastelería San Antonio da una segunda lección y el pasado viernes mostró su estrategia: se reinventó y ahora también es un minimarket.

La pastelería peruana que cuenta con más de 60 años en el rubro, inició como una bodega y por eso cuentan con permiso para el rubro, asegura Rubén Sánchez, gerente general de la pastelería San Antonio, a un medio local.

LEE TAMBIÉN: Aerolínea rediseña sus uniformes para cuidar de su tripulación

LEETAMBIÉN

“Ellos [los accionistas] nos autorizaron a pedir que evaluemos nuevas alternativas para que el negocio siga generando. Tú sabes que siempre nos hemos comunicado con mucha confianza, con mucha horizontalidad con ellos, entonces venían sabiendo cómo iba la empresa. Cuando les propusimos este nuevo modelo de negocio o regresar a modelo de negocio inicial, no hubo ningún problema. Automáticamente se declararon voluntarios y separamos al grupo de riesgo para que no se exponga”, declara Sánchez.

El cambio también se realizó en el aforo del local, pues de pasó de 120 personas a solo 5 por turno. Además de que es obligatorio el uso de guantes y mascarillas, los consumidores deben hacer una cola ordenada con un metro de distancia antes de ingresar para que el personal pueda medirles la temperatura.

Ahora el local de la Pastelería San Antonio cuenta con productos como condimentos, conservas de pescado, mermeladas artesanales lácteos, vinos, cervezas, gaseosas, frutos secos y demás. Asimismo, también comercializa sus pasteles y sándwiches.

LEE TAMBIÉN: Mattel presenta colección de juguetes en conmemoración a los nuevos héroes

Esta no es la primera enseñanza que nos deja la pastelería peruana, pues a mitad de marzo, justo cuando inició la cuarentena para frenar el brote de coronavirus, se viralizó el post de Sánchez en el que anunciaba que sus 700 trabajadores iban a continuar recibiendo su remuneración, además de que se les brindaría otros insumos.

“Cerrar intempestivamente, en un negocio de alimentos, implica perder comida, capital de trabajo, pero nos ha dado la oportunidad de poner a prueba nuestros valores: regalamos nuestra mercadería a nuestros empleados, a estas 700 familias que durante 15 días deben mantener a sus hogares, pagaremos sus utilidades la siguiente semana y por supuesto su sueldo a fin de mes”, decía el post.

Pese a que la exposición en medios y redes sociales de la Pastelería San Antonio no es grande, estas dos enseñanzas han dado mucho de qué hablar.


Si quieres conocer más acerca de la diplomatura en Métodos Ágiles e Innovación, regístrate en el siguiente formulario:

-->