La estrategia de marketing utilizada para vender el mineral caló en el corazón del mundo, el cual le sigue dando un gran valor sentimental
Todos alguna vez en la vida hemos visto o escuchado, ya sea en las películas, en la vida real o leído en un libro, que un novio le regala un diamante a su prometida como símbolo de que su amor es verdadero y genuino.
Lo cierto es que el diamante no siempre representó el amor verdadero, ni tampoco fue algo inventado por las películas de Hollywood y aunque su precio no es para nada económico la realidad es que detrás de todo hay una excelente estrategia y campaña de marketing que ha perdurado en el tiempo.
La historia de cómo este mineral llegó a ser tan codiciado y costoso es bastante reciente y se remonta a principios del siglo XX, cuando la compañía De Beers comenzó a elaborar su eficaz estrategia publicitaria convirtiéndolo así en uno de los materiales más caros del mundo y su vez dándole esa simbología romántica.
El mercado de los diamantes que hoy día conocemos tiene mucho que agradecer al empresario colonialista Cecil Rodhes, pues es el responsable de fundar la compañía De Beers quien a su vez fue quien empezó a explotar y a comercializar el diamante.
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Lo que conllevo a que la estrategia De Beers tuviese tanto éxito fue la creación del monopolio, controlando el 90% de los diamantes del mercado existente para la época, lo que ayudó a que él mismo crease las reglas de juego.
De Beers no solo jugó con los precios, sino también con los significados culturales en torno a esta piedra preciosa, de esta manera logró sembrar en la población la idea de que un diamante era la muestra perfecta del verdadero amor y que era lo que debía darse a la novia al pedir matrimonio.
Otra de las estrategias utilizadas por De Beers fue cuando los consumidores a finales de siglo 20 empezaron a vender los diamantes debido a la Gran Depresión, lo que causaba que se inundase el mercado con diamante de segunda mano con un precio accesible, allí fue cuando lanzó una campaña que podría considerarse una de las más exitosas del marketing. “Un diamante es para siempre”, ese era el eslogan.
Con dicha campaña terminó de darle valor sentimental al diamante, sembrando la idea que es como el amor verdadero, para siempre, y así evitó que las personas lo vendieran.
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