No se ha realizado hasta la fecha un estudio neurocientífico que pueda señalar con pruebas certeras la gran conexión emocional que existe entre el fútbol y los hombres, y por qué le dedican tanto interés y horas de su vida, al llamado deporte más hermoso del mundo. El escritor uruguayo Eduardo Galeano nos dejó una frase épica para el balompié en su libro El Fútbol a Sol y Sombra, que resume esta idea con brillantez: “En su vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no puede cambiar de equipo de fútbol”. El que conozca una persona que se cambió de camiseta, que me lo presente por favor.
Estamos al frente del evento mundial de mayor audiencia televisiva: la última Copa del Mundo de Brasil 2014 batió todos los récords al ser visto por más de 4 mil millones de personas en el planeta y en el plano local, un partido de la Selección Peruana, alcanza más de 52 puntos rating, más de medio país prendido a la TV. “Cuando estamos en etapas más austeras, uno debe hacer uso de sus recursos de manera eficiente y aprovechar las distintas coyunturas para darle prioridad a determinados contenidos, como por ejemplo, el fútbol, que por el alto nivel de audiencia multitarget y engangement, son idóneos para conectarme emocionalmente con todo un país”, nos afirma Martín Gonzalez – Olaeachea Yrigoyen, quien ha sido responsable de marketing en empresas de la talla de Rímac Seguros y Backus. Eso nos dicen las empresas encargadas de medir los ratings y alcances, pero detrás de esta gran producción audiovisual, existen consumidores necesitados de un espacio de entretenimiento, autorrealización y sentido de pertenencia.
En un ritmo de vida que actualmente está cargado por el estrés laboral y las preocupaciones del día a día, aparece el fútbol como el espacio perfecto de relajamiento, en el que gran parte de la sociedad comparte una misma pasión: sufre con las derrotas, se alegra con los triunfos y cada partido es una nueva historia que empieza de cero. A tal punto que a las personas que no le gusta el fútbol se sienten relegados y vistos como “bichos raros”. Basta que comience la Copa Movistar para que las bodegas de todo el país, los restaurantes, clubes deportivos, autoservicios en los grifos, estén enganchados con la transmisión de CMD y si se da el caso por la relevancia del partido, en América TV. El rollo no sólo queda en los 90 minutos sino en la previa y en el post partido que se vive en los programas de radio, en los noticieros de la TV por cable y abierta, sino especialmente en los diarios deportivos y los no deportivos, que dedican secciones especiales a la cobertura del fútbol.
El Perú es el único país en la región en el que coexisten cuatro diarios deportivos como Líbero, Depor, El Bocón y Todo Sport. Y ojo, que no vamos al Mundi