Poner su foto en una camiseta y venderla en más de US$15 es una tendencia entre aquellos influencers que alcanzan cierto nivel en redes y desean monetizar su presencia en línea rápido y sencillo.
Un ojo observador lo habrá notado. Cuando un influencer crece en seguidores se convierte en pasarela de publicidad para grandes marcas y, tarde o temprano, vende sus propios productos, en la mayoría de los casos, bajo su propio nombre. Parece el camino obligatorio que todo creador de contenido debe transitar para monetizar su presencia online; y así lo prueban personajes como Yuya, El Rubius y hasta el clan Kardashian.
Aún así, pensar en un producto y todo los elementos que debe cumplir desde el negocio, el marketing y el mercado, es un trabajado extenso. No sorprende que estos ídolos del Internet comiencen a idear formas más rápidas de capitalizar el crecimiento en redes.
Así nos encontramos con el merchandising, el mismo que ha hecho famoso a filmes como Harry Potter y Star Wars, esta vez, enfocado directamente en el influencer, quien en este caso pasa a ser el producto y la imagen de él.
Lo vemos en grandes artistas como Beyonce y Ariana Grande, quien ha sacado productos vinculados a su persona (camisetas con su rostro) en colaboración con marcas de moda populares. Pero, se podría decir que el merchandising es efectivo solo cuando se tiene cierto nivel en el mundo influencer y cuentan con nicho sobre el cuál trabajar.

Además, funciona muy bien desde el marketing a nivel de experiencia. El público se siente más conectado al famoso cuando lleva puesta una camiseta con su cara, lo mismo que pasa cuando llevas unos calcetines de Harry Potter, para explicarlo de forma sencilla.
Así, vemos como personajes del Internet convierten su nombre y cara en una marca personal lanzando camisetas, tazas y similares, siempre vinculados a él. Entonces, en definitiva, no solo encuentran la forma de monetizar su fama, sino también de ganar status.