¿A quién no le ha pasado que el teléfono celular o el de casa, suenan, uno contesta y le ofrecen algo o la llamada se corta…? Sucede muchas veces al día y es lo que se llama “SPAM”, que son los mensajes no deseados ni solicitados, que irrumpen inopinadamente y producen primero, esa especie de “automatismo” que hace responder “todas” las llamadas, “por si acaso”; puede ser la curiosidad por saber quién llama y finalmente el rechazo a una oferta no deseada, primero cortésmente, y después, ante la reiteración de las llamadas, una ira que puede transformarse en insultos.
Si la llamada se corta, con la experiencia de otras interrupciones similares, la rabia por no poder quejarse a nadie altera los nervios, de verdad.
El “maldito spam” es producido por quienes creen que hacer publicidad es interrumpir, sorprendiendo a la gente, con ofrecimientos y/o mensajes, hasta cuando están en el baño y miran distraídamente algo en su celular, o en mitad del almuerzo, o durmiendo.
Eso NO es publicidad. Lo voy a decir siempre, es algo que va en CONTRA de la publicidad, tal como esta debe ser. Lo que sucede, es que consideran el teléfono como un medio, igual que la radio, la tele, los impresos o internet. Y sí, es un “medio” que sirve para comunicarse, EN PRIVADO y cuando la publicidad invade lo privado, transgrede no solamente el buen gusto, sino que -según una ley que se presentó en el parlamento- puede violar la ley (si se aprobara una en contra del “spam”).
Pero creo que lo más importante y lo que algunos (muchos por desgracia) pretendidos “publicistas” deberían tener en cuenta, es que esa es una práctica que produce el efecto inverso de lo que se pretende obtener, es decir que quien sufre las consecuencias de una actitud negativa y hasta enojada del posible consumidor, es el producto o servicio mismo.
De verdad, me molesta muchísimo (aunque mi molestia no los importe para nada a los “publicistas spameros”) que conviertan a la publicidad en una estupidez insistente, malamente disruptora y carente de originalidad creativa.
Mientras las cosas sigan así, seguiremos enojándonos y maldiciendo, cuando el teléfono suena y nos ofrecen cualquier cosa o si se corta la llamada porque así son las “automatizaciones” de algo que es puramente mecánico.
Para terminar, recordaré que “SPAM” fue la marca norteamericana* de una carne en lata, que francamente no era tan desagradable como una de esas llamadas spam de ahora.
*Nota: “SPAM” es la abreviatura de “spcied ham” o jamón especiado, de la empresa Hormel Foods y que se comercializó desde 1937, pero el uso de la palabra, como algo repetitivo, viene de un capítulo de la serie inglesa “Monty Phyton”, de 1970 …. (Info: “El Heraldo”, España).