Centros comerciales peruanos sufren una de las crisis más fuertes de la historia a causa de la pandemia, lo que lleva a que nos preguntemos: ¿Cómo puede sobrevivir un espacio que vive de las visitas de la gente y de la venta directa al público?
Adaptarnos es una necesidad y una característica del ser humano no solo frente a la naturaleza, sino a cualquier situación que ponga en peligro nuestro modo de vida. La pandemia nos ha hecho recordarlo, y aunque la readaptación no era una de las metas que de seguro teníamos en nuestros planes para este 2020, la realidad es que todos estamos obligados a reinventarnos.
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Este giro de tuerca ha sido, tal vez, más complicado para los negocios que vivían del público directo, como es el caso de los centros comerciales. En estos momentos, en los que el distanciamiento social es obligatorio y la recomendación principal se enfoca en evitar salir si no es estrictamente necesario de nuestras casas, ¿cómo puede sobrevivir un espacio que vive de las visitas de la gente y de la venta directa al público? Pues la respuesta es sencilla: adaptándose, en la medida de lo posible, lo más rápido que puedan.
“Las iniciativas de centros comerciales que buscan crear uno digital funcionarán, siempre y cuando, engranen como un todo. Acá la clave será integrar lo físico con el mundo online, potenciando la omnicanalidad para ayudar a que el cliente tenga una experiencia satisfactoria y completa”, asegura Luis Leey, socio de Amrop.
Es importante entender que no es el fin de los centros comerciales. No veremos cómo las grandes cadenas cierran sus puertas, pero sí podremos apreciar que buena parte de su tráfico optará por la venta online. Sin embargo, el gran reto se encuentra en la experiencia de compra.
“Lo digital tiene fortalezas, pero hay temas que aún no podrán superarse digitalmente como el olor, el tacto o el poder probarse una prenda, aunque ya exista tecnología de realidad aumentada usada con mucho éxito en el primer mundo. Sin embargo, la meta debería ser convertir nuestros canales digitales en los más placenteros y amigables posible para nuestros clientes”, comenta Leey.
El futuro parece ser retador, pero no imposible. Como menciona Leey, experto en retail, la experiencia del consumidor tradicional en los centros comerciales se basaba en los sentidos (tacto, vista y olor), pero vivimos una situación particular que abre la puerta a la creatividad de los empresarios. Son ellos quienes ahora deberán colocar sus esfuerzos en desarrollar nuevos conceptos que les permitan llamar la atención de los consumidores a través de plataformas digitales rápidas, fáciles de entender, con catálogos actualizados y servicios de última milla 100% confiables.
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