Una investigación de Peer39 señala que los sitios “hechos para publicidad” representan entre el 5,7% y 7,9% del gasto programático. ¿Por qué usarlos propicia una asociación de marca negativa?
Los sitios Made for Advertising (MFA), traducido al español como “hecho para la publicidad”, no son una alternativa óptima a la hora de elegir anuncios programáticos. Así lo explica Mario Diez, CEO de Peer39. El ejecutivo señala qué hay detrás de los anuncios programáticos en estos espacios publicitarios. Peer39 indica que representan entre el 5,75% y el 7,9% del gasto programático y advierte por qué no son tan convenientes.
En un artículo publicado en Forbes, Mario Diez indica que estos son sitios web creados únicamente para el arbitraje de anuncios. Dicha condición no hace más que dejar el contenido real y la experiencia del usuario como ideas secundarias. Esto da como resultado “una experiencia del usuario deficiente, una asociación de marca negativa y un presupuesto publicitario desperdiciado”.

La problemática de los sitios “hechos para la publicidad”
Para Diez, los MFA ya representan un problema. Sin embargo, la eliminación de coockies de terceros hará que el problema estalle dentro de poco. Ante la problemática, el CEO de Peer39 recomienda orientarse a otras señales “como los datos contextuales” para orientar anuncios. A diferencia de los MFA, los sitios de alta calidad se enfocan en contenido con valor y estándares periodísticos.
Los sitios de MFA usan contenido de relleno o agregado. Es decir, “titulares de clickbait, sitios web interconectados y presentaciones de diapositivas innecesarias, que ayudan a producir más visitas a la página y la cantidad de oportunidades de publicación de anuncios”. Si bien logran su objetivo y los consumidores observan los anuncios, es poco probable que regresen.
Surge una importante duda al respecto: ¿por qué continúan apostando por estos espacios? La respuesta está en los parámetros. Estas páginas constan, principalmente, de bloques de anuncios. Sus tazas de visibilidad son superiores a la media. Estoe engaña a los algoritmos programáticos que optimizan la rentabilidad.
“Esto puede ayudar a los anunciantes a alcanzar ciertos KPI de campaña, pero ciertamente no genera resultados en el mundo real. Es visibilidad vacía, inflando esa métrica sin proporcionar ningún valor en la vida real. En otras palabras, no hay retorno de la inversión publicitaria, por lo que se desperdició el dinero”, refiere Mario Diez en Forbes.
