La organización colocó carteles en las vitrinas de tiendas de moda para denunciar los efectos medioambientales que trae consigo la temporada de descuentos.
Greenpeace lanza una nueva campaña en la vispera de la temporada navideña, no para celebrarla, sino para alertar sobre el impacto del consumismo alrededor de estas fechas en el medio ambiente. El punto central de esta acción se encuentra en el Black Friday, motivo por el cual activistas de la organización han cubierto con carteles con un contundente mensaje las vitrinas de grandes tiendas en España.
En estos avisos se puede leer la frase «Sin stock. Planeta agotado», en específico se posicionaron en las tiendas de Gran Vía de Madrid para denunciar los efectos de eventos como el Black Friday.
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No es casualidad que hayan escogido esta ubicación para activar una campaña que afecta a la población mundial. De acuerdo con el ‘Informe Tráfico Peatonal y CCP de las calles comerciales europeas’ publicado por TC Group Solutions en el 2019, la Gran Vía de Madrid es la avenida más transitada de España y la tercera de Europa.
El impacto ambiental de la moda rápida
De acuerdo con un reporte de la ONU, la industria textil es considerada como una de las industrias más dañinas y contaminantes para el medio ambiente, la producción de ropa es responsable del 20% de las aguas residuales globales y del 10% de las emisiones globales de carbono.
Aún así, a pesar de estas alarmantes cifras, la «moda rápida» Greenpeace asegura que este sector es sólo la punta del iceberg del consumismo y de sus efectos ambientales y sociales y, por tanto, consideran que gobiernos, empresas y ciudades deberían priorizar alternativas como la reutilización, la reparación, el rellenado y el intercambio.
En tal sentido, la organización ambientalista no solo pegó carteles en las vitrinas de las tiendas, también han cubierto con pintura negra – ecológica y lavable, por supuesto -, los escaparates de marcas internacionales como Mango, Lefties, H&M y Primark.
Para la organización, esta avenida icónica de Madrid se ha convertido en un ejemplo de cómo las ciudades se convierten en centros comerciales que marginan a las pequeñas tiendas y el consumismo que se promueve con campañas como Black Friday «esquilma los recursos del planeta y agrava el cambio climático y la pérdida de biodiversidad».