El 18 de enero se pudo conocer que la gigante tecnológica invirtió US$68 700 millones en la compra de Activisión Blizzard. La compañía apuesta porque la acción acelere el crecimiento del negocio de juegos en dispositivos móviles, PC, consolas y la nube, y proporcionará elementos básicos para el metaverso
La gigante tecnológica Sony sufrió el miércoles 19 de enero su mayor caída en casi dos años. El desplome en bolsa fue de 13% luego de confirmarse la compra de la firma de videojuegos Activision Blizzard por parte de Microsoft.
La tecnológica ha sido la empresa más negociada de la jornada y la que ha registrado el mayor desplome entre las firmas cotizadas en el principal selectivo del mercado bursátil nipón, el Nikkei, que agrupa a los 225 valores más representativos.
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La compra de Activision supuso una de las mayores operaciones en el sector videojuegos. Todavía debe superar el escrutinio de los reguladores antimonopolio, pero ya ha puesto nerviosos a los inversores de la firma japonesa.
«Piensan que Microsoft hará que todos los juegos de Activision Blizzard sean exclusivos (de Xbox), perjudicando las ventas de PlayStation y ayudando a Microsoft a cerrar la brecha de ventas de hardware de Sony», indicó el consultor de la industria Serkan Toto al valorar el desplome bursátil en sus redes sociales.
Activision es la propietaria de importantes IPs (propiedades intelectuales) como Call of Duty, Crash Bandicoot, World of Warcraft, Diablo, Guitar Hero, Spyro, Tony Hawk, Overwatch o Candy Crush, que pasarán a manos de Microsoft.
La estadounidense, que ya cuenta con una importante presencia en el mundo de los videojuegos con su consola Xbox y títulos como Minecraft, se convertirá en la tercera mayor empresa del sector en términos de facturación, sólo superada por la china Tencent y la propia Sony, líder actual de este sector del ocio digital.
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