Nike inicialmente se llamaba Blue Ribbon Sports
En el informe de Juan Carlos Yto,Director de Arte de Brandlab, nos explica la definición del Naming como proceso de crear el nombre de una marca.
Escribe: Juan Carlos Yto, Director de Arte de Brandlab™
‘Hola, ¿cómo te llamas?’. Esta la primera pregunta que hacemos cuando queremos conocer a otra persona, tendemos puentes para generar una relación. En la pre historia, los nombres empezaron siendo simplemente sonidos o gestos para tratar de comunicar algo, hoy se han convertido en una pieza fundamental en la identidad y en el lenguaje de las personas. Asociamos los nombres con significados que hemos ido experimentando a través de la vida, por ejemplo cuando escuchamos la palabra ‘manzana’ viene a nuestra mente la forma, color, olor y sabor de la fruta; pero también asociamos la manzana con conceptos como la tentación, lo prohibido, los profesores del colegio, Isaac Newton con la teoría de la gravedad y claro, Steve Jobs. Los nombres adquieren significados con el tiempo. Hoy, Apple es sinónimo de innovación, revolución, buen diseño.
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Naming o el proceso de crear el nombre de una marca es como pensar en el nombre de un hijo. Cuando soñamos con el futuro de nuestro hijo, imaginamos su bienestar y su éxito, su nombre influye socialmente. No podemos dejar al azar un elemento de marca tan importante como el nombre. Prueba de que un buen nombre es importante, son los casos de Farrokh Bulsara, Isabel Mebarak, Enrique Martín Morales o Freddie Mercury, Shakira y Ricky Martin respectivamente, sus nombres son un activo valioso, trascendental al tiempo y a sus estilos. De la misma manera, los nombres de las marcas son los valores más importantes que poseen, una marca puede cambiar de logo, color, target, incluso de producto, pero debería evitar cambiar de nombre, solo si la marca realmente lo requiere o en casos de extrema necesidad como Blue Ribbon Sports que pasó a llamarse Nike o British Petroleum que simplificó su nombre a BP modernizando y limpiando su marca.

Los nombres viven en el logotipo de una marca, pero también en la mente de las personas y sobretodo en las palabras y las conversaciones del día a día. Por eso, muchas marcas tienden a simplificar sus nombres o adaptarse a la manera como las personas se refieren a ellas, como por ejemplo Federal Express pasó a llamarse Fedex, International Business Machines cambió a IBM, Pete’s Super Submarines cambió a Subway. En el proceso creativo de un nombre ayuda poner en contexto la propuesta de nombre y colocarlo en una conversación, por ejemplo: “Vamos a (nombre de la marca)” o “Nos vemos en (nombre de la marca)”.
Existen miles de maneras de abordar un proceso de Naming, el brief es fundamental para no desenfocarse. Una marca puede basarse en su fundador como Ferrari, Hershey’s o Disney, pueden ser neologismos inspirados en los atributos del propio producto como Hot Wheels, Sprite o Kleenex, pueden ser directos y descriptivos como Pizza Hut, General Electrics o American Airlines. También pueden ser palabras inventadas como Yahoo, Jeep o Lego. La creatividad debe ser utilizada como una herramienta, todos los caminos son válidos, pero en cualquier de los casos debemos seguir ciertas consideraciones como procurar que el nombre suene bien (fonética), se vea bien gráficamente, sea fácil de recordar y que no esté registrado.
Apple al inicio de su historia.
Un buen nombre no asegura el éxito, pero sí que ayuda a crear una marca potente, contemporánea y capaz de conectar con las personas generando una identidad verbal. Porque al fin de cuentas, nuestro nombre será el primer vínculo de contacto con los demás.
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