«La categoría de cereales siempre ha sido bastante asequible y tiende a ser una gran opción cuando los consumidores están bajo presión», dijo Gary Pilnick. «Si piensas en el costo del cereal para una familia en comparación con lo que podrían hacer de otro modo, será mucho más asequible».
“Coman Corn Flakes”. Este para ser el llamado del CEO de Kellogg’s, Gary Pilnick, parece indicar que, en tiempos de inflación, una solución simple es recurrir a los cereales de la marca como cena.
En una reciente entrevista con CNBC, Pilnick resaltó la promoción de los cereales para la última comida del día como una alternativa económica para aquellos consumidores que se encuentran ajustando sus gastos debido al aumento en el costo de vida, especialmente en alimentos, alcanzando niveles no vistos en décadas.
Bajo el eslogan «Dale al pollo la noche libre», la empresa propietaria de marcas como Frosted Flakes, Froot Loops y Raisin Bran busca captar la atención de una audiencia que enfrenta crecientes presiones económicas.
«La categoría de cereales siempre ha sido bastante asequible y tiende a ser una gran opción cuando los consumidores están bajo presión», dijo. «Si piensas en el costo del cereal para una familia en comparación con lo que podrían hacer de otro modo, será mucho más asequible».
Sin embargo, esta sugerencia no fue bien recibida por todos, especialmente aquellos que se sienten frustrados por el incremento del 26% en los precios de los comestibles desde 2020 en Estados Unidos. En las redes sociales, la campaña fue etiquetada como insensible, con críticas dirigidas hacia la aparente falta de empatía hacia los consumidores que enfrentan dificultades financieras.
La entrevista con el presentador de CNBC, Carl Quintanilla, también generó debate sobre la idoneidad de promover los cereales como cena principal. Mientras Quintanilla planteaba la preocupación de si esta estrategia era la correcta, Pilnick la defendía argumentando que era una opción que estaba ganando popularidad, especialmente dadas las circunstancias económicas actuales.
Los datos respaldan la preocupación por el aumento de los precios de los alimentos y los gastos relacionados con la comida. Según informes recientes del Departamento de Agricultura de EE. UU. citados por The Wall Street Journal, en 2022 los consumidores gastaron el 11,3% de su renta disponible en alimentos, el nivel más alto desde 1991. Este aumento se ha atribuido a varios factores, incluidos los aumentos en los costos de mano de obra, ingredientes y transporte, así como la capacidad de las empresas para ajustar los precios según lo consideren necesario.
Pese a las afirmaciones del CEO de Kellogg’s, la reacción en las redes sociales refleja una creciente frustración entre los consumidores. Algunos critican la desconexión percibida entre los altos ejecutivos que hacen recomendaciones como comer cereales para la cena y la realidad de aquellos que luchan por llegar a fin de mes. Además, se cuestiona la idoneidad de los cereales como sustituto de una comida completa.
Estas críticas no se limitan a Kellogg’s; otras empresas de alimentos también han sido objeto de controversia debido a sus políticas de fijación de precios y estrategias de marketing. Los consumidores expresan su descontento ante lo que perciben como una muestra de avaricia empresarial, especialmente cuando las ganancias de los altos ejecutivos contrastan con las dificultades financieras que enfrentan muchos hogares.