Más de la mitad de mis amigos en Facebook son personas que he conocido durante estos casi 12 años de vida en agencias de publicidad. Desde personal de seguridad hasta clientes con los que ya no trabajo, pasando por los arquetipos ya conocidos como el creativo con zapatillas de colores, cuenteros de casual friday y productores que parecen creativos solo que un poco más serios, entre otros. Personas muy diversas que provienen de diferentes distritos y hasta ciudades, pero que hoy por hoy tienen algo en común; cada vez que pueden escriben en Facebook que no votarán por Acuña.
Y no les falta razón. Dejar el país en manos de un informal y mentiroso comprobado sería un error aún más grande que los que ya hemos cometido años atrás. Queremos un presidente con mayor calidad moral, alguien más parecido a nosotros, al menos eso demuestran nuestros comentarios cuyo principal objetivo es dejar clara la línea equis distante que nos separa de él. Y es que afortunadamente en la industria publicitaria las cosas son diferentes. Aquí -para empezar- tenemos un horario de entrada que dice 9 de la mañana pero llegamos muchas veces a las 10. Usamos fotos de stock o parte de éstas que evidentemente no pagamos. Ocultamos fechas reales de entrega para cubrir nuestras espaldas. Nos quedamos un poco más tarde solo para irnos en un taxi pagado por la agencia. No pagamos horas extras, pero exigimos que se llene una hoja de horas que sólo permite incluir 8. Recibimos comisiones por debajo de la mesa para favorecer a ciertos proveedores. Usamos la palabra referencia en vez de plagio. Y, por si fuera poco, muchas veces lo que le ofrecemos al consumidor no es lo que finalmente recibe, por mencionar solo algunas costumbres.
Más de la mitad de mis amigos en Facebook –incluyéndome- estamos seguros que no vamos a votar por Acuña en estas elecciones, sin embargo de lo que no estamos seguros o, mejor dicho, conscientes; es que antes de votar por tal o cual candidato debemos botar al Acuña que llevamos dentro, porque ése no es solo un problema de publicistas, es un problema de peruanos.