¿Te ha pasado alguna vez? Sentir que no vas a encontrar algo más bonito, más especial, más perfecto que lo que están viendo tus ojos por esa primera vez. Aquí no viene a continuación mi frase pincha globos utilizando alguna estadística sobre las pocas relaciones que trascienden de ese amor a primera vista.
Tú ya lo sabes de sobra a estas alturas de la vida, estás lleno de anécdotas, de cajas de Rosatel en tu oficina que hoy te sirven para separar tus libros y algunos contactos en Facebook que dependiendo del desenlace han sido eliminados. Pero ese amor a primera vista no se limita a personas, también puedes tener un closet colapsado por romances furtivos con zapatos y relojes. Y es que esa atracción irresistible e incontrolable puede ser tan intensa que quieres consumar cuanto antes tu descontrolado deseo.
El problema es lo que pasa al día siguiente o los días siguientes con luz o mejor dicho mayor lucidez cuando te agarras la cabeza y recuerdas lo que alguna vez te dijo tu abuelita “hijita, de noche o deprimida todos los gatos son pardos”. Pero el amor a primera vista no solo aplica en la vida amorosa, en publicidad pasa y mucho. Puedes enamorarte de una idea desde que la vez y encapricharte con ella a diestra y siniestra.
El problema no está en que una idea nos fascine desde que la vemos, por supuesto que tiene que producir que algún nervio se te mueva cuando la escuchas. Pero mucho más poderoso aún es verla por segunda vez y seguir sintiendo que esa idea definitivamente es para ti, porque la campaña que vas a hacer y en la que están en juego los objetivos de negocio de tu marca no puede basarse en una idea que compraste por impulso.
Aquí 3 recomendaciones para que no te quedes solo en el amor a primera vista y pases al siguiente nivel:
No muestres demasiado: Si eres una agencia y vas a presentarte ante un nuevo cliente o vas a presentarle a un cliente interno que no conoces bien, no conviene que desnudes tus ideas sin antes leer a tu audiencia. En ese primer encuentro, mira, escucha, procesa, entiende a quién tienes al frente y por consiguiente cuál es la mejor manera de que compren tu idea o te contraten para una relación a largo plazo en vez de que te pidan el teléfono y nunca te llamen.
No tomes decisiones apresuradas: Así pienses que no puedes mas de amor y que en ese mismo instante te casarías con esa idea, respira, procesa y vuélvela a ver al día siguiente. Si sigues sintiendo la misma emoción que cuando la conociste pero esta vez has tenido la oportunidad de repasarla en tu mente en la noche y hasta encontrar nuevos ángulos que hacen que la veas incluso más sexy, pasa al siguiente nivel.
Proyéctate: Lo que tienes al frente, ¿Te provocaría verlo una vez más? ¿Lo postearías en tu muro de Facebook inflando el pecho? ¿Le dedicarías tiempo, esfuerzo y disfrutarías haciéndolo? ¿Sería tema de conversación con un amigo, tus papás o tus hijos? El amor a segunda vista puede ser el detonante entre llenar tu vida como marketero entre tener buenos intentos e intenciones o hacer algo que trascienda.