“El idioma español tiene cerca de trescientas mil palabras. En el libro Don Quijote, Cervantes usó 22,939 palabras diferentes. En una conversación entre profesionales pensionados se usan más de 3,200 palabras. Una canción de reggaetón tiene en promedio 30 palabras. La mayoría de los jóvenes de la actual generación se comunica con 300 palabras (de estas 78 son groserías) y con 37 emoticones. Ahora se pueden imaginar el nivel de comprensión, de lectura y pensamiento crítico que poseen”
Un amigo me envió este mensaje por WhatsApp y creo que es importante tener en cuenta lo que dice, porque poco a poco nuestro idioma se va perdiendo y es reemplazado en la comunicación, por dibujitos (emoticones), por onomatopeyas que imitan sonidos (pero muchas en inglés), o por “gifs” que son animaciones o trocitos de video con personas; es decir, que se abandona un “puente” que une, para utilizar “atajos” de dudosa o ambigua interpretación, que pueden no significar nada o todo lo contrario de lo que se quería decir.
Pareceré un poco tonto y “anticuado”, haciendo la defensa del uso correcto del idioma, pero volviendo al ejemplo de los puentes, es preferible uno sólido para cruzar el río, que un atajo que implique meterse al agua, cruzar tanteando piedras, mojarse y correr el riesgo de que la corriente nos arrastre.
Lo he dicho más de una vez -y lo repetiré siempre, a medida que vea que esto es un desbarranque- que estamos regresionando en nuestra forma de comunicarnos y en la que los pictogramas, dibujos varios y otros chirimbolos, suplen a las palabras. Terminaremos siendo guturales, puramente onomatopéyicos, como tal vez eran al principio los neandertales y los cromañones.
No soy un “purista”, ni un “friki” del idioma castellano, pero toda mi vida profesional estuvo marcada por la utilización de este; por ello me siento como entre los escombros de la casa en que habité siempre y que, al mirar sobre las ruinas, veo que todo el barrio, hasta donde alcanza mi vista, muestra el mismo estado. Y me da pena, tristeza, rabia.
Y quisiera hacer algo, pero solamente puedo escribir, esperar que me lean y que algunos (por lo menos algunos) de los que lo hagan, se den cuenta de que estamos perdiendo lo que nos hace humanos, porque el idioma, se está yendo al demonio.