“Bueno es culantro, pero no tanto”, dice el refrán y por si acaso, solamente para precisar, “culantro” no es lo mismo, como muchos creen, que “cilantro” (por si acaso), Mientras el cilantro es una planta anual que tiene tallos largos y erectos con hojas compuestas y florece en primavera, el culantro es una planta perenne que está formada por hojas alargadas y dentadas, tipo sierra, desde su base y florece en verano. Es muy usado en la cocina. (Fuente: Wikipedia).
Hecha esta “introducción botánica”, pasemos al refrán y a su asociación (mía) con la publicidad.
Si algo se dice de la publicidad, es que lo invade todo; que prácticamente donde uno vaya, se topa con ella y esto sería –según mi ejemplo gastronómico- como echar culantro hasta en los postres y en el café.
Es que creo que la masificación de las comunicaciones ha multiplicado –tal vez intolerablemente- la presencia de la publicidad, acrecentando el malestar que causa la irrupción de ella o interrupción de varias actividades, como el ver un video en Youtube, “navegar” por Internet, ver un programa en la tele, o soportar los “avisos” del antivirus en la PC, entre muchos otros. Opino que a la publicidad se le pasa la mano porque –siendo publicista- opino que no se puede hartar a quien se busca atraer, porque lo que se consigue es el rechazo y esto no solamente va en contra de la publicidad y –lo he dicho ya varias veces- sino que va directamente contra los productos y/o servicios que usan la publicidad como un medio de expresión que atrae e informa.
Una cosa es la reiteración publicitaria, y otra la absurda insistencia e inoportuna aparición que molesta y pone de mal humor. Tal vez se piense que digo esto para “defender” a la publicidad y es cierto, pero sin las comillas, porque me parece que el exceso es nocivo y que quienes creen que machacar hasta el cansancio es lo mejor, va a cansarse ellos y lo peor es que cansarán a los que no deberían.
Conclusión: “Bueno es culantro, pero no tanto”, ¿ya?