Nunca digas “nunca jamás”

Equivocarse es la mejor manera de aprender, si uno quiere, pero hay quienes no parecen aprender nunca, y cometen siempre el mismo error. Sin embargo, la mayoría se equivoca, subsana la equivocación y ya no vuelve a “meter la pata” en el mismo tema, o sea, aprende. Y lo repito: porque quiere.

También existe esa frase famosa que dice: “No metas la pata dos veces en el mismo hueco”, y muchas más del “saber popular”, que tan ingeniosas parecen, y tan acertadas son… Otra frase más dice que “La experiencia, es madre de la ciencia” y fijémonos como se unen las dos frases, porque cometer un error es una experiencia desagradable, es cierto, pero experiencia al fin, y esperemos que aleccionadora; lo será si se aprende de ella y se evita en adelante.

Pero nos equivocaremos siempre, en diferentes casos, porque –también está la frase- “Solo Dios y los imbéciles no se equivocan”, y tal vez por eso el título de este pequeño artículo, ya que asegurar que no nos equivocaremos nunca, puede ser en nuestro caso, un buen deseo propio, un auto engaño, o –para los demás- una simple y llana mentira.

Todo esto tiene que ver con la cantidad de errores que puede cometer el redactor publicitario, y algunos de los cuales son felizmente auto corregidos al REVISAR lo corregido por otros antes de que salgan a la luz; el problema viene cuando se publican, es decir “se hacen públicos”, porque un error que puede parecer pequeño, como, por ejemplo, una o dos palabras mal escritas, o mal pronunciadas en audio, pueden inducir al error a muchísimas personas desavisadas, que creerán que la o las palabras se escriben así, porque las vieron impresas en el aviso del periódico, o las escucharon en comerciales en la radio o la tele.

Es que, vuelvo a decir lo que ya he dicho tantas veces, sobre la RESPOSABILIDAD de la publicidad, que no solamente debe decir la verdad, sino cuidarlo todo, para que al público no le lleguen errores. Por eso es tan importante no sentirse Dios (y no ser un imbécil) diciendo o pensando que NUNCA cometen errores. Hay que REVISAR lo que se trabaja, no “confiar” en uno mismo y CORREGIR A TIEMPO.

NUNCA JAMÁS ME EQUIVOCO”, es la frase que NUNCA debemos pronunciar, ni siquiera pensar…

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