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La inteligencia artificial (IA) hace posible que las máquinas aprendan de la experiencia, se ajusten a nuevas aportaciones y realicen tareas como seres humanos.
Está “de moda” la inteligencia artificial y anda hoy en casi toda actividad humana. Es una ayuda para “liberarnos” de tareas repetitivas y facilitar el trabajo (o resolverlo) en múltiples oportunidades. Hay “teléfonos inteligentes”, “edificios inteligentes”, “refrigeradoras inteligentes”, “aspiradoras inteligentes” y así, podríamos ir hasta cansarnos. Lo que me parece es que hay una especie de “endiosamiento” de la inteligencia artificial, y que, en la segunda parte del nombre, radica el asunto…
Es “artificial” o sea un “artificio”, que significa “Procedimiento o medio ingenioso para conseguir, encubrir o simular algo”. En resumen, lo que que “simula”, que “es parecido” y creo que hay algo que (por lo menos hasta ahora) no se puede replicar totalmente o simular por completo, es eso que el cerebro humano hace “mágicamente” (aunque se sepa que es producto de reacciones químicas y eléctricas) y que es PENSAR.
Si bien Descartes dijo hace mucho tiempo “Pienso, luego existo” (“Cogito ergo sum”, o en francés “Je pense, donc je suis”, es decir, “Yo pienso, entonces soy”) y eso es propio del ser humano. la máquina –cualquiera que ella sea- es “fabricada” y en principio son los hombres quienes lo hacen, aunque los “robots” –que son máquinas- lo puede hacer ahora y la computadora lo ha revolucionado todo… Sin embargo, las máquinas necesitan un “input”, es decir instrucciones, que se “programen” y este “input” que está en la programación, lo producen los seres humanos. El proceso para lograrlo se llama pensamiento. Este pensamiento proviene del cerebro humano y es fruto, a su vez, de cantidad de “inputs” que este recibe a través de los sentidos.
Imágenes, conceptos, palabras, significados y sabe Dios qué más, es una “alimentación” que el cerebro recibe, y luego procesa “mágicamente”, mezclándola y ordenándola hasta conseguir pensar.
Así como la alimentación es necesaria al ser humano para vivir integralmente, la vida del cerebro, la función de pensar, requiere de “alimentación” externa.
En resumen, creo que la “inteligencia artificial”, necesitará siempre de la inteligencia humana para poder obtener el “input” necesario.
Si queremos, llamémosle “pensamiento” al proceso que realiza la inteligencia artificial con el “input”. Insisto en que, de un modo u otro, la máquina –llamémosle “cerebro”- necesitará de nosotros para “ser”.
La “creatividad” radica en el cerebro del ser humano… Digamos que, “hasta nuevo aviso”, el cerebro humano es insustituible.
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