El mediocampista brasileño siempre se negó a convertirse en una pieza de la mercadotecnia, y huyó siempre que pudo de las entrevistas.
El futbolista brasileño ganador de la Copa del Mundo, la Champions League, LaLiga de España, el Campeonato de Brasil y el Premio al Mejor Jugador del Mundo de la FIFA en 1999 y muchos otros galardones, Rivaldo Vítor Borba Ferreira, se lucía en la cancha, algo que no le sucedía frente a las cámaras. A diferencia de sus compañeros Ronaldo y Ronaldinho Gaúcho, la estrella del mediocampo siempre evitó las entrevistas, y nunca mostró el interés de convertirse en un as de la mercadotecnia.
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Para Marketing Deportivo, responsable de su carrera deportiva, esta postura lo llegó a enloquecer. «Rivaldo siempre ha sido un tipo muy reservado. Apenas da entrevistas y siempre lo criticaba, pero él respondía: ‘Mi mayor marketing está en el campo. Tengo que aparecer allí. Y eso fue lo que hizo», contó el agente.
A pesar de su perspectiva, Arini elogió la actitud «anti-marketing» del futbolista, ya que nunca se dejó llevar por la presión en el campo de juego. «Jugó demasiado, dominaba todos los partidos y parecía algo normal. Simplemente marcaba golazos, tuvo un gran paso en el Barcelona, cuando Rivaldo llegaba al campo era otro. La multitud se volvía loca», dijo.
«Recuerdo el partido contra el Valencia en el que marcó tres goles, uno de ellos de chilena, que llevó al Barça a la Champions League. Además del grado de dificultad, ese gol valió mucho para el equipo, porque le dio el lugar a Champions y millones de euros para el club «, recordó.
«El gol fue hermoso, el juego fue muy importante y su actuación fue monstruosa. Cualquier otro jugador haría algo allí, pero Rivaldo dominó la pelota con el pecho y realizó una chilena desde fuera del área», exaltó, antes de hablar de la idolatría que los fanáticos de blaugranas tenían por el as.
«Una vez, estábamos en la calle y nos detuvimos en el faro. Un chico se detuvo a nuestro lado y reconoció a Rivaldo. Se acercó y se arrodilló. Rivaldo estaba muy avergonzado y dijo: ‘¡Por el amor de Dios!’, bromeó.
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