Mientras algunos negocios quieren agilizar el proceso de pago, esta empresa en cambio ha colocado una propuesta en sus establecimientos para que los consumidores pasen más tiempo en sus instalaciones.
No todos quieren irse más rápido del supermercado y la cadena holandesa, Jumbo, ha implementado un sistema para satisfacer a quienes quieren pasar más tiempo en sus instalaciones. Se trata de unas cajas lentas o, como la empresa ha bautizado, “caja habladora”.
La iniciativa realmente no es nueva, comenzó durante un periodo de prueba en algunos establecimientos de la marca en el 2019. Ahora, después de la pandemia, ya se ha implementado la misma iniciativa en más de 200 establecimientos. Pero, ¿a qué responde esta iniciativa?
Cajas lentas: la respuesta a un problema social
A través de estas cajas lentas la cadena de supermercados responde al programa Eén Tegen Eenzaamheid (Uno contra la soledad), una iniciativa local donde ciudadanos, empresas y otras organizaciones se proponen ayudar a la población mayor.
La propuesta es impulsada por la administración pública neerlandesa en respuesta a la población de más de 1,3 millones de personas mayores de 75 años. De esta audiencia, más de la mitad han dado a conocer que frecuentemente se sienten solas.
Por ello, las cajas lentas no buscan agilizar el proceso de compra. Todo lo contrario, la intención es sacar conversación a los consumidores y que estos puedan conversar todo lo que deseen con los cajeros. Y así ofrecer una posible solución al problema que aqueja a los adultos mayores en el mercado holandes.
Una solución con bases teóricas
Por inverosímil que pueda ser para muchos, la implementación de las cajas lentas realmente tiene un basamento teórico. Hace algunos años a un grupo de investigadores en alimentación y políticas públicas de la Universidad de Hertfordshire, Reino Unido, se les ocurrió una solución a la depresión relacionada a los adultos mayores: las cajas lentas en los supermercados.
¿Por qué esta solución? Los investigadores coincidieron en que muchas de las nuevas tecnologías erosionan ese espacio de sociabilidad que la experiencia de comprar les brinda a los más ancianos. Fue la base de un estudio que fue dirigido a personas entre 60 y 93 años de edad, en 25 hogares.
La intención fue entender de qué manera adquirían los adultos mayores sus alimentos, qué productos compraban y el lugar que más frecuentaban para esto. Entre los resultados del estudio se descubrió que a pesar de que varios de ellos eran usuarios de tecnología, ninguno realizó en ningún momento una compra en línea, mucho menos hicieron uso de cajas automáticas en los supermercados.
Por lo tanto, concluyeron en su informe que los minoristas tienen mucho por hacer para mejorar esa experiencia de compra, instándolos a adquirir varias nuevas actitudes, entre ellas: Introducir cajas «lentas» o «relajadas».