Las autoridades rusas aseguran que estas aplicaciones violan los “derechos y las libertades” de sus ciudadanos, por ello han decidido tomar una medida que afecta a más de 80 millones de usuarios.
Rusia actúa contra las sanciones. La más reciente decisión ejecutada desde el Kremlin ha sido bloquear las operaciones de Facebook y Meta en el país. Una medida que ya había sido anunciada por el organismo regulador de medios del país, Roskomnadzor, como respuesta a la decisión de estas social apps de permitir en algunos países mensajes en apoyo a la violencia contra el gobierno ruso y sus soldados.
La medida ha sido confirmada desde el servicio de monitorización de internet GlobalCheck, el cual ha señalado que «la plataforma de redes sociales es inaccesible para la gran mayoría de la población del país». En tal sentido, el jefe de Instagram, Adam Mosseri, aseguró que el bloqueo en Rusia afectará a 80 millones de personas.
“El gobierno ruso decidió bloquear Instagram en Rusia, separando a millones de personas de sus seres queridos y amigos en todo el mundo. Sabemos que más del 80 por ciento de las personas en Rusia en Instagram siguen una cuenta de fuera de Rusia. La situación es aterradora y estamos tratando de hacer todo lo posible para mantener a las personas a salvo”.
El drama de los influencers
Aunque las redes privadas virtuales (VPN) aún siguen siendo un recurso valioso para eludir las restricciones de internet, también es cierto que los rusos están cada vez más aislados del mundo. Un hecho que se ha evidenciado a través de los creadores de contenido en este territorio, quienes se han viralizado lamentando cómo se vendrá abajo su actividad en las social apps luego de esta medida.
“No tengo miedo de admitir que no quiero perderlos (en referencia a sus seguidores)”, aseguró Olga Buzova, una de las creadoras de contenido rusas más populares, misma que cuenta con 23,3 millones de seguidores. Por lo cual, con lágrimas en los ojos, dijo temer a la incertidumbre de un futuro si estas aplicaciones para ella.
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El contexto no fue diferente para Karina Nigay, una influencer con cerca de tres millones de seguidores, para esta influenciadora sí es su única forma de tener un ingreso económico.
“Este es mi trabajo. Imagina que te acaban de despedir por completo del trabajo y no recibes ningún ingreso, pero al mismo tiempo tienes gastos para tu familia, para tu equipo si tienes subordinados, y de repente no tienes nada que hacer”, manifestó.
Como paliativo, los creadores y celebridades han decidido migrar a otras plataformas. Es el caso de la actriz rusa Valeria Chekalina, quien cuenta con más de 10 millones de seguidores en Instagram y colocó en su perfil que «Instagram ya no existe» y que por tal motivo ahora su contenido, como el que genere del inmediato parto de su hijo, comenzará a estar disponible en VKontakte y Telegram, dos redes sociales creadas por los hermanos Dúrov.
Un problema más allá de los influencers
Un reciente informe de The Washington Post ha puesto el foco sobre este tema aludiendo a cómo aquellos que han logrado buenos beneficios de las redes sociales, ahora, parecen perderlo todo. Pero, el problema no se limita a los influencers, quienes representan una pequeña parte de los perjudicados.
El artículo mencionado también pone en contexto aquellos negocios pequeños y medianos que pierden una plataforma que se ha convertido en parte de sus estrategias para la comunicación de marcas; misma realidad que se traslada a las organizaciones de beneficencia que la utilizaban para promocionar sus campañas y recolectar dinero.
A esta población también se suman los activistas, aquellos que alzaron su voz contra la guerra de Ucrania. Entre los casos más conocidos son los de la presentadora de TV y periodista Ksenia Sobchak, quien ya agrupaba 9 millones de seguidores, mientras que Anastasiya Ivleyeva, actriz y figura pública contaba con casi 19 millones de followers.