En la víspera, importantes marcas como Pepsi, Coca Cola, Mcdonald’s y Starbacks anunciaron su retiro de Rusia debido al conflicto con Ucrania. ¿Pero cómo llegaron estas compañías al este europeo poco antes de la caída de la URSS?
El 9 de noviembre de 1989, la población alemana derribó el Muro de Berlín, que dividió por casi tres décadas la capital de Alemania y conllevó a la reunificación del país europeo y al fin de la Guerra Fría. Dos años después se disolvió la Unión Soviética.
Tras la caída del muro, diversas marcas occidentales importantes se apresuraron a instalarse en Rusia, que acababa de cambiar a una economía (casi) de mercado.
La primera en llegar fue McDonald’s. La cadena de hamburguesas abrió sus puertas en Budapest, actual capital de Hungría, el 31 de enero de 1990. Se estima que incluso antes de que el establecimiento abriera sus puertas, 5.000 personas ya estaban haciendo fila para probarlo, superando la expectativa inicial de 1.000. El día de la inauguración se atendió a 30.000 personas más, un récord para la marca.
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La historia de Pepsi es singular, pues su expansión por Europa del Este inició antes de la caída del Muro de Berlín, ya que abrió su primera planta en la URSS en 1974 con el objetivo de expandir su mercado fuera de Estados Unidos para no competir con Coca Cola. La marca llegó a tener los derechos exclusivos para la comercialización de gaseosa.
No fue hasta 1990 que Coca Cola ingresó a Rusia. Cinco años después, el entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, y su esposa hicieron todo lo posible para anunciar la marca en Rusia. En medio de esta campaña se tomó una fotografía en Moscú el 11 de mayo de 1995.
Así, de forma gradual, fueron ingresando otras marcas occidentales al mercado ruso:
Danone abrió una tienda de la marca en la calle Tverskaya de Moscú en 1992.
El 19 de diciembre de 1996, el primer ministro Víktor Chernomirdin posó dentro del primer Chevrolet Blazer ensamblado en Rusia por el fabricante de automóviles estadounidense General Motors.
En 1997, Adidas se convirtió en uno de sus principales patrocinadores de la tenista Anna Kurnikova.
IKEA ingresó a la Rusia postsoviética el 22 de marzo de 2000, cuando abrió su primera tienda en Moscú.
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Good Bye Lenin
El cine proyecta historias a través del movimiento de imágenes, muchas de estas están basadas en acontecimientos históricos, y aunque no sigan las líneas temporales con absoluta fidelidad, pues de lo contrario sería un documental, las películas son un buen referente cuando de historia se trata.
Una cinta que refleja el cambio económico que surgió tras la caída del muro de Berlín es Good Bye Lenin, dirigida por el alemán Wolfgang Becker y con el reparto de Daniel Brühl, Katrin Sass y Maria Simon.
El filme cuenta la historia de Christiane (Karin Sass), una mujer partidaria de la República Democrática Alemana (RDA) que sufre un infarto y cae en coma, durante este periodo su mundo cambia con la caída del Muro de Berlín, la dimisión de Honecker, la invasión de productos y empresas occidentales y la reunificación de Alemania.
Cuando ella sale del coma, los médicos le advierten a sus hijos Alex (Daniel Brüh) y Ariane (Maria Simon) que su madre no puede recibir ninguna noticia fuerte, por lo que buscan ocultarle cosas básicas como que el antiguo trabajo de Alex en un taller de reparación de televisores ha sido reemplazado por uno nuevo vendiendo antenas parabólicas y que Ariane ha abandonado la universidad y ahora trabaja en Burger King.
En el 2003, la cinta estuvo nominada al Premio Óscar como Mejor película de habla no inglesa y en el 2004 ganó el premio Goya a la mejor película europea.