Escrito por: Alan Suárez, Profesor de Marketing – Toulouse Lautrec
El desafío de ser una empresa atractiva para el consumidor no solo se genera por los espectaculares puntos de venta ni por las muy tentadoras ofertas promocionales, sino que además tiene gran parte de responsabilidad el factor humano, quienes conjuntamente con la Gerencia, brindan lo mejor de sí para poder crear los bienes y/o servicios esperados por los clientes.
Pero, qué tanto hemos escuchado la frase: “todos los trabajadores son importantes, porque son el motor de la empresa”, y ¿cuántas veces hemos pensado en que ello sería cierto?, indiscutiblemente muchas veces y, como refiere la frase: “del dicho al hecho hay mucho trecho”, el sentimiento de que se plasme en la realidad queda estampado únicamente en las políticas internas o manuales de Gestión Humana durante un lapso de tiempo indeterminado e incierto.
Es por esta necesidad de comunicación fluida, horizontal y bidireccional que surgió la política de “puertas abiertas”, la cual busca que los colaboradores que se encuentran a lo largo de la pirámide organizacional, puedan comunicarse sin dificultad alguna con la Alta Dirección, y así promover ideas de mejora, nuevas oportunidades de negocio e inclusive, un mayor conocimiento del comportamiento de los clientes en tiempos modernos.
Sin embargo, y lamentablemente, el sistema de liderazgo tradicional que funcionaba muy bien hace más de una década, hoy se encuentra obstaculizando esta forma de interrelación laboral, generando que las potenciales opiniones de los colaboradores se extingan, en medio del interminable tiempo de espera que tarda para poder concertar una breve reunión, llegando a perjudicar de esta manera un eventual aprovechamiento de información adicional en beneficio de la empresa.
La política de “puertas abiertas” no solamente debería permitir la cercanía de los colaboradores a la Gerencia, sino, debería promoverse continuamente, debido a que el mercado moderno, altamente competitivo, busca una pronta satisfacción a las necesidades de los exigentes clientes, y con el análisis de información inmediata proveniente del entorno empresarial, se podría adquirir una potente ventaja competitiva que aporte a una mejor situación gracias a la participación de todos.
Es entonces que, si buscamos destacarnos en el mercado, necesariamente debemos contar con la máxima participación de todos los colaboradores en simultáneo, permitiéndole a la empresa disponer de información directa y valiosa, originando como consecuencia, que las “puertas abiertas” se mantengan así y nunca más exista motivo alguno para cerrarlas, ni mucho menos, echarles llave.
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