Actualmente, pertenece a The Smiley Company y sus ingresos rondan los 500 millones de dólares anuales. Sin embargo, la carita feliz se creó en 10 minutos y se pagaron solo 45 dólares por el diseño. Esta es su historia.
Dos puntos con una línea curva debajo son la abstracción, de entendimiento generalizado, de un rostro humano sonriente. Para quienes crecieron antes de la era digital y de los emojis, el ideograma ha sido ampliamente entendido sin necesitar referencia. Por eso, resulta una sorpresa saber que el origen del símbolo se remonta a 1963 y que es el eje de un millonario negocio. Esta es la historia de un ícono que trasciende.
¿Cómo nació la carita feliz?
El diseño vio la luz en 1963 gracias al artista y diseñador estadounidense Harvey Ball. La realizó porque el vicepresidente de una compañía de seguros de Massachusetts, Jack Adam, se la encargó. El propósito era mejorar la moral de los empleados porque su empresa atravesaba momentos difíciles.
Ball, aseguró entonces que le tomó solo 10 minutos crearla y recibió el pago de 45 dólares. Sus características elementales fueron el fondo amarillo brillante, la forma circular y los trazos ligeramente asimétrico en los ojos y boca. “Tuve que tomar una decisión ¿Uso un compás para dibujar la sonrisa y los dos puntos perfectos para los ojos? Nah, hazlo libremente. Dale algo de personalidad”, contaba Ball que se dijo.
Entonces, su diseño se mostró en las chapas de State Mutual, la compañía de seguros. La respuesta de los trabajadores fue tan entusiasta que el primer lote de 100 se acabó rápidamente. Así, comenzaron a producirlas en lotes de 10 mil. Finalmente, su fama trascendió y según la BBC, “las llevaban desde azafatas hasta monjas”.

De una compañía de seguros a la masificación
¿Cómo saltó a la fama la carita feliz? Su momento de esplendor en cuanto a difusión se le atribuye al publicista David Stern. Sucedió en 1967, cuatro años después de su creación y su idea fue utilizarla para una campaña del banco University Federal Savings & Loan. Para ello, se imprimieron alrededor de medio millón de chapas. Este habría sido el paso clave para su popularización definitiva.
Sin embargo, se convirtió en un activo cuando llegó a las manos de los hermanos Bernard y Murray Spain. Ellos usaron el diseño para colocarlo en una caja de pizza y otros objetos como: tarjetas, pósteres, camisetas, pocillos, lámparas y un largo etcétera. Así, se convirtió en un producto en sí mismo. El problema es que su creador y quien mandó a hacerla, había registrado los derechos de autor. Finalmente, los hermanos Spain aprovecharon el vacío legal y la registraron con la frase Have a happy day (“Ten un día feliz”).
De esta manera llegó a la revista The New Yorker en 1970 y a la portada de la revista Mad Magazine en abril de 1972. Se había convertido en un fenómeno de merchandising. En solo un par de años ganaron 2 millones de dólares. El historiador William Wallace cuenta que, al creador, no le interesó reclamar los derechos. Ball dijo que, cuando vio la carita en The New Yorker, supo que había hecho algo que había capturado la imaginación del mundo.
¿Cómo se convirtió en un negocio millonario?
Si bien se ha mostrado una interesante evolución de la carita feliz como producto, la historia no terminó ahí. En 1971, el periodista francés Franklin Loufrani usó una carita bastante parecida a la de Harvey Ball para señalar las noticias positivas. Loufrani, aseguró que fue él quien la inventó. Y fue el primero en registrarla como una marca comercial.
Con la marca a su nombre, renunció al periodismo y fundó The Smiley Company. Su estrategia para popularizar la carita en Francia consistió en entregar 10 millones de pegatinas a estudiantes universitarios. Rápidamente se expandieron a los postes de luz y los carros de todo el país. Fueron un éxito cultural inmediato.

Hacia mediados de los 70, Loufrani y The Smiley Company empezaron a cerrar millonarios acuerdos con marcas que querían poner la carita en sus productos. Algunas de ellas fueron Levi’s y Bonitos, los precursores europeos de los M&M’s. Durante los 90’s, ya había registrado la carita feliz en más de 70 países. Hoy, tiene el logo registrado en cerca de 100).
El negocio de la carita feliz hoy
Los ingresos que registra The Smiley Company rondan los 500 millones de dólares al año. Vende cientos de productos. Desde ropa y accesorios en colaboración con marcas de alta costura, hasta objetos para el hogar y comida y bebidas.
Incluso se señala que Nicolas Loufrani, hijo del fundador de la compañía, diseñó cientos de emoticones con diferentes expresiones de la carita. Estos habrían sido las primeras representaciones gráficas de los emojis. Hoy la empresa no gana nada con el uso de emoticones en teléfonos e internet. «Se nos escapó a nivel comercial, pero estamos contentos de haber logrado estar en el origen de un nuevo idioma», dijo a Europe 1 en 2016.
Sobre su creador original, se dice que no fue un problema no conservar la autoría del diseño. “Tenía niños en las escuelas públicas que lo adoraban. Recibía cartas de todo el mundo agradeciéndole por la carita. ¿Cómo le pones precio a eso? Murió sin remordimientos”, contó su hijo Charles Ball tras su muerte.
No obstante, sí le preocupaba que la comercialización excesiva a manos de los Loufrani redefiniera el significado y la intención originales de su creación. De ahí, en 1999, surgió la idea de crear un Día Mundial de la Sonrisa, que se celebra desde entonces el primer viernes de octubre. “Haz un acto de bondad. Ayuda a una persona a sonreír”, le puso como lema.
Por otro lado, según la revista Smithsonian, Nicolas Loufrani ha dicho que el diseño de la carita es tan simple que ninguna persona puede afirmar haberla creado. La página web de The Smiley Company sigue diciendo que fue Franklin Loufrani quien la creó.
