Se trata de Minus, una nueva plataforma que intenta emular a las de Mark Zuckerberg explorando un modo de comunicación más sano en Internet
Facebook e Instagram son las redes sociales con mayor popularidad a escala global. Sin embargo, ambas plataformas están en la actualidad marcadas por la polémica, cada vez son más cuestionadas por ser presuntamente perjudiciales para la salud mental, la privacidad y hasta para la democracia.
Ante ese escenario nace Minus, una red social ideada por Ben Grosser, artista y profesor de la Universidad de Illinois. La plataforma, aunque imita a Facebook, limita la participación, pues apenas permite a los usuarios hacer 100 publicaciones durante toda su vida.
En palabras del creador el límite de publicaciones obliga a los usuarios a pensar sobre cómo quieren usar la red. Además en ella no hay funciones de «me gusta», marcas de tiempo ni recuentos de seguidores, por lo que los usuarios no están obligados a pensar en cómo reaccionarían los demás a una actualización.
La plataforma está centrada en determinar qué pasaría si las redes sociales no siempre obligaran a las personas a participar en ellas, sino que, contrario a esto, trabajaran para limitar la interacción y hacer que los usuarios cada vez tengan menos necesidad de estar en ellas. El sitio, incluso, tienen una capacidad corta para responder a las publicaciones de otros.
Cuando los usuarios se registraron y jugaron con Minus, Grosser pudo explorar cómo respondían. Por ejemplo, una persona calculó cuánto tiempo se esperaba que vivieran y con qué frecuencia podrían publicar durante su vida. Había muchos poemas, citas y preguntas, según un comunicado de prensa.
Concebido como una provocación más que como un negocio sostenible, Minus se basa en más de una década del trabajo de Grosser explorando cómo podría ser una comunicación más sana y rica en Internet.
El profesor de la Universidad de Illinois ha detallado que para determinar esto se ha centrado en estudiar los efectos culturales de las redes sociales, específicamente en la forma en que se aprovechan de las inseguridades de los usuarios y el deseo de gratificación instantánea para ser adictivo.
Incluso en 2017, cuando se conoció que Facebook usaba inteligencia artificial para estudiar las emociones de los usuarios y orientarlos mejor a los anuncios, Grosser lanzó GoRando, herramienta que permite reaccionar con emociones aleatorias y que dificulta a la plataforma conocer el estado de ánimo de los usuarios.
En las últimas semanas, su trabajo se ha vuelto cada vez más relevante, ya que los documentos internos filtrados y el testimonio reciente de la denunciante Frances Haugen revelan exactamente cuánto sabe Facebook sobre el daño que causa su plataforma.
Lo cierto es que el creador con su innovación espera empujar a las plataformas a repensar algunas de sus características para priorizar el bienestar del usuario.
“No sé si podemos tener una red social en línea que sea buena para la sociedad dentro de un sistema capitalista”, dice. «Pero sé que casi nadie lo ha intentado».
Facebook dice que está explorando formas de reducir sus efectos negativos en el bienestar de las personas, a través de funciones como dar a los usuarios la opción de eliminar los «me gusta» de las publicaciones, pero parece no ser suficiente.
Instagram, en tanto, anunció que trabaja en una nueva función para avisar a sus usuarios si sus servicios vuelven a caerse y la puesta en marcha de una nueva función para que los usuarios, sobre todo los adolescentes, puedan tomarse un «descanso» y alejarse de contenidos que pudieran repercutir de manera negativa en su salud mental.