La organización ecologista recurre a fotografías auténticas de territorios devastados con un objetivo puntual: convertir la emergencia climática en un relato visual imposible de ignorar.
Greenpeace Brasil ha lanzado una impactante iniciativa que transforma imágenes reales de territorios devastados en poderosos mensajes visuales. Con un lenguaje estético que recuerda a la ciencia ficción, pero sin recurrir a efectos especiales, la campaña coloca la crisis climática en el centro de la conversación pública.
La propuesta, desarrollada por la agencia Beta Collective junto a IM – Irmãos Meirelles, retrata zonas de Brasil golpeadas por la emergencia ambiental: Gilbués (Piauí), marcado por la sequía; ríos en colapso como el Coari y el Negro; y bosques arrasados en Tefé y Porto Velho. Regiones que antes eran familiares hoy parecen salidas de un filme postapocalíptico.
Sin embargo, lo más alarmante es que no hay ficción en estas escenas. Suelos agrietados, ríos secos y áreas forestales calcinadas se muestran con un estilo que evoca la fotografía espacial de Marte o Venus. Esa tensión entre lo real y lo surreal refuerza la potencia creativa de la campaña.
En un momento donde la inteligencia artificial y los efectos digitales dominan el marketing, Greenpeace enfatiza que aquí todo es auténtico: fotografías aéreas tomadas en Brasil. La crudeza del registro, presentada con un lenguaje estético inusual, amplifica el impacto emocional en la audiencia.
“Ya estamos sintiendo los efectos de la crisis climática. Pero aún hay tiempo para actuar”, subraya Laura Leal, directora de Participación de Greenpeace Brasil. La campaña busca movilizar desde la urgencia, pero también desde la posibilidad de cambiar el rumbo.
Además, la acción fue más allá de lo digital, ya que contó con una exposición en el Parque Ibirapuera de São Paulo que presentaba siete de las imágenes en gran formato, convirtiendo al espacio urbano en una galería abierta y en un punto de encuentro para reflexionar sobre el futuro del planeta.