Los spots publicitarios trabajados por Mercado McCann plantean diversas situaciones y entornos en los que uno puede darse un abrazo con las personas menos pensadas.
El fútbol genera sensaciones y pasiones que pueden resultar incomprensibles. Por eso, el aliento incondicional de los fanáticos atraviesa distintas etapas que los mantienen a la expectativa.
Desde la alegría efusiva tras un triunfo, el alivio por un empate conseguido en los minutos finales o la profunda desazón después de una derrota. No importa si se trata de un partido amistoso del club por el cual uno hincha o la selección del país que lo vio nacer: el grito de un gol es universal.
Por ejemplo, cuando Jefferson Farfán anotó el primer gol de la selección peruana ante la neozelandesa en el partido por el repechaje para clasificar al Mundial de Rusia 2018, la euforia de los hinchas fue tal que desató “alertas de terremoto en Lima”, de acuerdo a la app Sismo Detector. Todo eso en el contexto de un país que buscaba participar en un torneo de esa índole luego de 36 años de ausencia y que finalmente lo logró.
En esencia, el fútbol une a las personas durante 90 minutos, si es que no hay alargue. Esto quiere decir que, en el lugar que sea, quienes apoyan al mismo equipo son del mismo bando, dejando de lado ideologías políticas, credos y prejuicios.
Por eso, la nueva campaña regional de Mercado McCann para Coca-Cola Fútbol explora dicho insight. Para ello, los spots publicitarios desarrollados plantean diversas situaciones y entornos en los que uno puede darse un abrazo de gol con las personas menos pensadas.
Como vemos, la celebración de un gol no discrimina; por el contrario, apacigua las preocupaciones por unos segundos. De esa manera, personas con diferentes estilos de vida, trabajos y sueños forman un vínculo fugaz porque “creer es para todos”.