La Unión Europea impondrá aranceles a los e-commerce a fin de frenar los envíos masivos desde China y garantizar la competencia justa con fabricantes europeos.
La exoneración de derechos de aduana que aplicaba para los envíos inferiores a 150 euros de Temu, Shein, Aliexpress u otros comercios en línea será eliminada por la Unión Europea. La medida apunta a contener el flujo masivo de paquetes low cost —principalmente provenientes de China— y a equilibrar el terreno competitivo para las marcas y productores europeos.
“Este cambio creará igualdad de condiciones entre empresas europeas y comercios de fuera de la UE, que hasta ahora podían vender productos de bajo coste sin pagar aranceles”, sostuvo la ministra de Finanzas de Dinamarca, Stephanie Lose.
Eliminar exoneración de aranceles para e-commerce
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, aplaudió la aprobación de la iniciativa y la describió como un avance esencial para asegurar una competencia equitativa y mayor protección al consumidor. Además, la UE evalúa incorporar una tasa de 2 euros por la gestión de cada envío, la cual entrará en vigor en 2026.

Pese a que la norma se implementará por completo en 2028, los ministros de Economía y Finanzas acordaron crear un régimen provisional que permita aplicar aranceles desde inicios de 2026, debido a la urgencia del tema.
Actualmente, las compras online procedentes de países fuera de la Unión Europea están libres de impuestos si no superan los 150 euros. Con la eliminación de ese límite, los derechos de aduana se cobrarán desde el primer euro.
Fin a décadas de exención arancelaria
De acuerdo con la Comisión Europea, los envíos low cost rumbo a la UE se dispararon en solo dos años: saltaron de 1.200 millones de euros en 2022 a 4.600 millones en 2024, y un contundente 92% llega desde China. Este boom está directamente ligado al ascenso de plataformas que dominan el ecosistema digital con publicidad agresiva, precios insuperables y entregas express, como Temu y Shein.

Esta dinámica altera el mercado y coloca en desventaja a los productores europeos, quienes sí están obligados a cumplir la normativa y asumir los aranceles. Las vulneraciones a la propiedad intelectual generan pérdidas de hasta un 9% en industrias como la de juguetes, y alrededor del 5% en los sectores textil y cosmético.










