Fuente: Punto de Marketing
La receta de producto-masivo y comunicación-masiva funcionó bien durante mucho tiempo y los publicistas no dudaron en crear el material publicitario y empujarlo a través de la televisión. Desde los años 50 hasta iniciado el siglo la receta fue fácil simple y masiva.
Nadie tenía opción a negar un mensaje que era omnipresente, intenso y único. Era la época dorada de la televisión abierta donde una familia, un televisor y ningún distractor convencían que las bebidas de color negro eran las mejores, los pollos en aceite eran deliciosos y fumar cigarrillos te hacían ver como James Bond. Al parecer todos estaban contentos, marcas, empresas y comercializadores. Finalmente, y visto en perspectiva, nos damos cuenta que el consumidor era un rey “artificial” que reinaba, pero no gobernaba.
Pero los tiempos cambiaron y la tecnología niveló progresivamente el poder entre emisor y el receptor. La primera arma de defensa masiva entregada a las personas fue el “control remoto”, con el cual podían saltar de canal evitando los mensajes comerciales. Luego siguieron otras que terminaron por devolver el control absoluto a las personas. Entre estas opciones están Netflix, segundas pantallas (celulares o tablets), programadores de canales, sistemas de bloqueos automáticos de publicidad y hasta YouTube. Hew Leith, ex director de M&C Saatchi y actual director y CEO de agencia 10x comenta: “La publicidad no está funcionando más. Estás observando que la gente se salta la publicidad en televisión si es que pueden y cada vez un mayor número de personas tienen bloqueadores publicitarios.” Seguir llevando agua por ese camino ya no mueve las aspas del molino. La publicidad tradicional unidireccional ha muerto y es hora de reinventarse.
¿Qué hacemos ahora los publicistas y marketeros? ¿Cómo comunicamos los atributos de nuestros productos? La primera pregunta que viene a la mente es: ¿Qué va a pasar con las marcas y las empresas? ¡No podemos vivir en un mundo sin comunicaciones! Luego, la respuesta que sigue es: “Hoy estamos en un mundo mucho más comunicado” Lo que pasa es que el control de la comunicación ya no les pertenece a las marcas sino a las personas.
La respuesta es cambiar nuestro mundo que es “producto-centrista” a uno “persona-centrista”. Las personas tienen el poder la comunicación en sus manos y conversan entre ella y comparten sus experiencias y emociones. Si queremos que nos permitan entrar a sus conversaciones pues hablemos o hagamos algo que sea relevante, entretenido o útil para ellos. Sólo así seremos bien recibidos.
Escrito por:
Anuor Aguilar , Especialista en Business Excellence en Shopper y Consumer Marketing.