Por Daniel San Román, especialista en marketing.
He tenido la suerte, en estos últimos dos años, de conocer de cerca el trabajo de “influencer”. Un millennial que trabajan con las redes sociales como herramienta y que combinados alcanzan cerca de 300 mil seguidores solamente por Instagram. Al inicio, debo de aceptar, que su trabajo me parecía anecdótico y que pasaba más por la diversión que por la estrategia. Creo, que para todos los que trabajamos en marketing y publicidad, en algún momento hemos visto a los “influencers” como chicos graciosos que tienen un montón de seguidores y que podemos utilizar para el provecho de nuestra marca en una circunstancia específica.
Creo, que para los que hemos pasado años estudiando y trabajando en el campo, no ha habido uno de nosotros que no ha mirado a los “influencers” con rostros de eso-lo-podría-hacer-yo, esto-es-una-moda-que-pasará y no-entiendo-porque-eso-podría-funcionar. Sin embargo a medida que he podido convivir con el trabajo de ellos, sin que ellos lo sepan, he visto de cerca su proceso creativo y de estrategias quedándome ampliamente sorprendido por sus niveles de organización pero sobretodo de planeamiento comercial que tiene interiorizados de manera innata.
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Las lecciones básicas que he aprendido de él son:
1. No publicar por publicar. Toda publicación tiene que tener un propósito y debe motivarse en el generar algo en el usuario.
2. Vincularse con marcas no es solamente publicitarlas sino apoyarlas y por ende se está poniendo la credibilidad al servicio de las mismas. Por ello no aceptar todas las ofertas sino solamente las que provienen de marcas con las que se identifica (ya sea por uso, beneficio o proyecto)
3. Ser conscientes de las métricas. Los influenciadores tienen clarísimo sus horas y días picos para realizar sus publicaciones y alcanzar el mayor alcance posible. Asimismo, siguen al detalle las interacciones y vida digital de cada una.
4. Realizar trabajos colaborativos con otros influencers para repotenciar su comunidad y generar contenidos amplificados tanto en alcance como temáticas (concepto “crossover”).
5. Publicar, medir, analizar y generar. De nada sirve publicar algo si no se sabe si funcionó. De nada sabe saber si no funcionó si no se saca una lección. De nada sirve la lección si no se corrigió y se aplicó.
Pero creo que la lección más importante que he sacado de este par de influencers es el hecho que tengan tan claro que sus seguidores no están inundando sus redes sociales para saber de ellos sino por su contenido. No importan ellos sino lo que generan. Y esa, queridos, es la gran lección para cualquier marca que cree (egocéntricamente) que las cosas valen porque que las dice uno y no por el contenido en si. Bajemos el ego y aprendamos de la humildad de ellos. En mi caso de Jorge Talavera.
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