El Tribunal General de la Unión Europea ha calificado que esta denominación “Remite a una organización criminal” y “banaliza sus ataques”.
Luego de que en el 2015 el Estado Italiano presentara una denuncia contra el registro de “La mafia se sienta en la mesa”, la cadena de restaurantes apeló al hecho, llevándolo a instancias mayores, como el Tribunal Europeo, pero acá no obtuvo una impresión diferente. La posición de la institución fue que este nombre “puede provocar u ofender no sólo a las víctimas de dicha organización criminal y a sus familias, sino también a cualquier persona que se encuentre ante dicha marca”.
Los representantes de Mafia Franchises, en su defensa, argumentaban que este título se refería a la famosa saga cinematográfica El Padrino, de hecho sus más de 40 locales, ubicados en España, están ambientados con elementos que hacen referencia al filme. La marca señalaba que no pretendían ir en contra del orden público pues indicaban que ni los libros ni la película “alteran en modo alguno la percepción de las fechorías cometidas por dicha organización».
Sin embargo, este sustento no fue válido para la justicia del primer continente, quienes determinaron que La Mafia se sienta en la mesa «remite a una organización criminal que recurre, entre otras cosas, a la intimidación, a la violencia física y al asesinato, a fin de ejercer sus actividades, que incluyen el tráfico ilegal de drogas y de armas, el blanqueo de dinero y la corrupción… El elemento denominativo ‘la mafia’ evoca manifiestamente en el público el nombre de una organización criminal responsable de atentados particularmente graves contra el orden público».
No obstante, la prohibición de registro de la firma no implica que no puedan hacer uso de este en sus puntos de ventas. Según señala el diario El País, “La Mafia Franchises, nombre de la empresa española propietaria de la firma de comida italiana, con sede en Zaragoza y 42 locales operando en todo el país, no deberá, a priori, cambiar su denominación. No podrá, eso sí, inscribirla a nivel comunitario, lo que supone su total desprotección y la ausencia de exclusividad: en cualquier estado de la UE podrían utilizar distintivos similares sin asumir consecuencias legales por ello”.
* Este artículo fue publicado en el ADnews 64.
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