Aumentar el tráfico de una página web es uno de los grandes retos a los que se enfrentan las empresas, especialmente aquellas que no cuentan con un importante equipo dedicado a ello. Una estrategia de crecimiento totalmente orgánico puede llevarnos meses de esfuerzo continuo para conseguir los objetivos deseados. Es por esto que han surgido otros métodos, más creativos, como el Growth Hacking, como forma más efectiva de llegar a la audiencia y conseguir resultados reales rápidamente.
Un ‘growth hacker’ se define como un profesional cuyo objetivo principal es el destinado a generar un impacto y crecimiento masivo de un proyecto. Lo normal es que tenga conocimientos de marketing y de programación con habilidades de generar código y retener usuarios, con una combinación de curiosidad, creatividad y analítica.
Para algunos autores se puede hablar de un Growth Hacking más tradicional como una técnica que venimos viendo de forma muy habitual: cuando Dropbox nos regala alojamiento a cambio de llevarle amigos o cuando un operador de comunicaciones nos hace una rebaja en la factura a cambio de conseguirle un cliente.
Luego estaría el Growth Hacking ‘low cost’, que es al que recurren actualmente muchas startups. Básicamente el objetivo es el mismo, el crecimiento, pero con el añadido de que se necesita que éste sea muchísimo más rápido e impactante, y donde el dinero es importante. Bien por falta de éste o porque no queremos gastarlo, el Growth Hacking low cost busca que nuestra empresa crezca rapidísimamente sin invertir dinero o una cantidad muy baja. Se busca usuarios y crecimiento sin descanso, y la idea es que éstos atraigan a más usuarios que a su vez traen más en un bucle sin fin.
Por lo tanto, las técnicas de Growth Hacking sirven para potenciar el crecimiento de usuarios de manera rápida y constante con la mínima inversión de recursos posible. Para ello se crea el siguiente embudo de conversión:
Adquisición: Proceso de captación de usuarios potenciales con diferentes estrategias.
Activación: Esos usuarios se convierten en leads cuando llevan a cabo alguna acción propuesta.
Retención: Se trabaja para fidelizar a los usuarios. Los usuarios tienen que amar lo suficiente nuestro producto para echarlo de menos si no estuviera en el mercado.
Ingresos: El usuario ya ha realizado una compra.
Recomendación: El cliente te recomienda a su entorno.
En general, las técnicas de Growth Hacking hacen referencia al marketing de productos de alto impacto. Esto quiere decir que los responsables de estas estrategias bucean en los negocios para probar todas las tácticas posibles para hacerlo crecer.
Cualquier estrategia se basa en un método que funciona de la siguiente manera:
Se plantea una hipótesis.
A continuación, se llevan a cabo unos tests.
Se llega a una conclusión con los resultados que han funcionado y con los que no.
El planteamiento es sencillo: si algo no funciona, se deshace y si tiene tirón, se exprime.
Pero veamos algunas técnicas de Growth Hacking de éxito probado:
El efecto WOW es muy impactante. Solo hay que proporcionar algo que los usuarios no esperan, sin pedir nada a cambio: un regalo sorpresa personalizado, un servicio posventa extra, etc.
Crear un sentimiento de urgencia. “Muy solicitado” o “Reservado tantas veces en las últimas 24 horas” son parte de técnicas muy comunes, pero a la vez, muy efectivas.
Modelo freemium vs premium. El modelo freemium consiste en captar clientes potenciales mediante una oferta muy llamativa o proporcionando servicios gratis durante un periodo de tiempo con el objetivo de que aquellos que aprovechen esta oferta, más adelante se suscriban al formato premium.
Son solo algunos ejemplos. Existen muchas técnicas que podemos aplicar a nuestro negocio empleando la creatividad y las diferentes herramientas disponibles en el mercado, muchas de ellas gratuitas, teniendo siempre claro los objetivos y necesidades de nuestro target.
Fuente: MADISON.
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