La empresa danesa enfrenta grandes desafíos en un futuro de cero plástico, y como debe comenzar con algo, lo hizo con sus empaques. Lamentablemente así sacrificó uno de los packaging más creativos del mercado. Acá toda la historia.
Hace tan solo cuatro años Lego hacía la delicias del mundo del marketing con un packaging por demás creativo. Con dos anexos de plástico adosados a las asas de sus bolsas, estas lograban simular una de esas icónicas manos amarillas de Lego, más bien parecidas a un garfio. De este modo, quien la llevaba, fuera adulto o niño, parecía convertirse por instantes (al menos mano) en una figurita de los famosos juguetes armables.
Se trataba de un concepto diseñado por estudiantes de la Escuela de Artes Visuales de Nueva York a partir de una idea interactiva, simple pero divertida y ganadora, pero solo a primera vista.

Sucede que el mundo cambió vertiginosamente (y qué bueno). Los efectos cada día más visibles del cambio climático fueron convirtiendo al plástico en una materia prima despreciada, lo cual plantea para Lego desafíos casi imposibles de sortear ya que se trata del componente principal de su único producto.
La empresa se ampara en que si bien sus bloques son de plástico, no son desechables y duran por generaciones, así que no tendrían por qué convertirse en basura no biodegradable; pero en un mundo en el cual las nuevas generaciones se han acostumbrado a la obsolescencia programada, esa premisa es casi una quimera.
Para tratar de surfear la ola, Lego ha comenzado por lo menos difícil: reinventar su packaging. Así que diciendo adiós a sus entrañables bolsas con la manito, en septiembre del año pasado anunció que sus empaques serán cien por ciento de material reciclable, en un esfuerzo que será realmente representativo a mediano plazo.
La compañía lo anunció en su página web: «Los ladrillos Lego están diseñados para ser reutilizados y transmitidos de generación en generación, pero las cajas Lego y otros empaques a menudo se desechan rápidamente. Algunos de nuestros envases contienen plástico desechable de un solo uso, que hoy en día no es sostenible o, en algunos casos, no se puede reciclar. Es por eso que estamos tomando medidas urgentes para que todos nuestros envases sean sostenibles para 2025″.

El director ejecutivo de Lego, Niels Christiansen, dijo que la compañía recibió “muchas cartas” de niños pidiendo al fabricante de juguetes que dejara de usar bolsas de plástico en sus envases.
Además de sus planes de utilizar packaging sostenibles, Lego también está trabajando en ladrillos sostenibles que ya no están hechos de plástico. La compañía apunta a utilizar materiales sostenibles en sus productos principales para 2030.
En 2018, Lego comenzó a vender piezas de ladrillos de plástico de origen vegetal. Sin embargo, ese material constituye un pequeño porcentaje de la línea de productos de Lego (menos del 2 por ciento, en realidad) en comparación con sus lanzamientos más recientes, como los sets interactivos de Super Mario y los carteles de Lego Art personalizables.
Por otro lado, fomentando el reúso, la empresa lanzó una campaña hace pocos meses en la cual da nuevas instrucciones para reutilizar sets antiguos y convertirlos en nuevas construcciones.
Es toda una odisea para una empresa que puede buscar muchas formas periféricas para reinventarse pero que la tendrá muy difícil para modificar lo realmente sustancial. De cualquier forma algo debe estar haciendo bien, o al menos eso indica que cerrara el 2020 como la marca con mejor reputación del mundo según el Global Reptrak 100.