La campaña fue trabajada por Ogilvy para el Ministerio de Igualdad de España, haciendo hincapié en el impacto negativo del consumo de ese material, como normalizar conductas de riesgo y generar expectativas irreales sobre las relaciones.
Según el informe anual de Pornhub del 2024, la edad promedio del consumidor de pornografía fue de 38 años. Sin embargo, el grupo de edad de 18 a 24 años representó la mayor parte del tráfico, con un 27% del total.
Frente a esta data, resulta ingenuo pensar que dichas personas esperaron a ser mayores de edad para ingresar a una de las páginas más populares de contenido pornográfico en Internet. Asimismo, Pornhub destaca que el 62% de sus consumidores son hombres, por lo que podría entenderse que ese es su verdadero público objetivo.
Consecuencias del consumo de porno
La exposición temprana a pornografía puede moldear la forma en que los jóvenes entienden la sexualidad. The Journal of Sex Research indicó en 2021 que los adolescentes que la consumen con frecuencia tienden a desarrollar expectativas poco realistas sobre su cuerpo, el rendimiento sexual y las dinámicas de pareja. Esto puede generar frustración, insatisfacción y una visión distorsionada del amor y la intimidad.
No obstante, lo más peligroso no radica en ello, sino en el riesgo de normalizar conductas de riesgo y comportamientos dominantes hacia las mujeres, no precisamente consentidos. Además, el consumo puede llegar a ser problemático, desencadenando una adicción silenciosa.
El estudio “Pornografía, orientación sexual y sexismo ambivalente en jóvenes adultos en España” concluye que existe una asociación entre el consumo de pornografía y la orientación sexual en el sexismo ambivalente. Este oscila entre actitudes negativas y despectivas hacia las mujeres y otras que parecen positivas pero que en realidad contribuyen a su subordinación.
“Porno, por no hablar”
Los puntos están puestos sobre las íes: el consumo de pornografía a temprana edad pervierte el concepto de una sexualidad saludable. Por ello, el Ministerio de Igualdad de España ha lanzado una campaña que muestra esa incómoda realidad y fomenta el debate, a través de tres videos con distintas perspectivas sobre la presión y las expectativas que generan esas producciones.
“Porno, por no hablar” fue trabajada por la agencia Ogilvy con el objetivo de exhortar a familias, educadores y a adultos en general a empezar a hablar con los jóvenes de sexualidad, antes de que las páginas de contenido sexual explícito lo hagan primero. Porque lo ideal es darle un enfoque sano y realista al tema que les ayude a construir relaciones basadas en el respeto y el consentimiento.