A partir de cifras oficiales, la Secretaría de Salud (SSa) en México advirtió que el consumo habitual de bebidas azucaradas desde la infancia está ligado a una ola creciente de enfermedades crónicas, y llamó a actuar con urgencia desde la niñez.
El doctor David Kershenobich, titular de la Secretaría de Salud de México, alertó durante la conferencia presidencial del 19 de agosto de 2025 que el consumo de bebidas azucaradas entre niños, niñas y adolescentes en México ha alcanzado niveles muy preocupantes que ponen en riesgo la salud.
Las cifras que mencionó son alarmantes: 7 de cada 10 menores beben refresco todos los días, incluso en el desayuno, y 4 de cada 10 tienen sobrepeso u obesidad. México y Colombia son los países con mayor consumo de estas bebidas en el mundo, con un promedio de 166 litros por persona al año, una cantidad muy alta.
Asimismo, Perú no se queda atrás: el consumo promedio de bebidas azucaradas, específicamente gaseosas, es de 27.3 litros por persona al año, según datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).

Consecuencias que se acumulan
Este consumo excesivo tiene graves consecuencias para la salud, ya que estas bebidas contribuyen a enfermedades como la obesidad, diabetes, hipertensión, problemas del corazón, hígado graso, cirrosis, daños en los riñones y otras complicaciones serias.
Por ejemplo, uno de cada tres nuevos casos de diabetes y uno de cada siete de enfermedades cardiovasculares están directamente relacionados con estas bebidas. En 2024, muchas personas murieron por estas enfermedades en México.
Kershenobich explicó que el daño a la salud comienza desde la infancia y se agrava con el tiempo. Además, aclaró que los refrescos “light” o dietéticos tampoco son una solución, pues consumir dos al día puede aumentar el riesgo de ataques cardíacos, derrames cerebrales y afectar negativamente la flora intestinal.

Como respuesta, la Secretaría de Salud lanzó el programa “Vive Saludable, Vive Feliz”, que busca educar a los niños desde pequeños y promover hábitos saludables. La idea es actuar rápido para evitar que la próxima generación crezca con enfermedades y discapacidades.
De igual manera, Kershenobich enfatiza la necesidad de un esfuerzo conjunto. Indica que es indispensable crear leyes, controlar la publicidad, promover el consumo de agua y responsabilizar a la industria. Solo así se podría asegurar el derecho fundamental a una infancia sana.