El actor Ramón Valdés falleció hace 36 años, pero el recuerdo de sus ocurrencias y batallas permanece en la memoria de todo fanático de “El Chavo del 8”.
Ramón Valdez fue un actor y comediante mexicano que inició su carrera artística en 1949 en la película “Calabacitas tiernas”. Si bien tuvo unos cuantos papeles menores como extra, su vida cambió en 1968 cuando conoció a Roberto Gómez Bolaños, mejor recordado como “Chespirito”.
El dúo comenzó a trabajar juntos en “Los supergenios de la mesa cuadrada” y “Chespirito”. No obstante, fue en 1971 que empezaría a emitirse el programa que los catapultó al éxito: “El Chavo del 8”.
La historia seguía la vida de un niño huérfano de una vecindad que se metía en problemas por su inocencia. Valdés interpretaba a uno de sus vecinos, llamado “Don Ramón”, un boxeador retirado muy prolijo en el arte de deber la renta.
“El Chavo del 8” fue emitido hasta 1980 y su éxito radica en que cada episodio dejaba un gran mensaje sin dejar de lado la comicidad. Debido a la popularidad del programa, los personajes eran muy solicitados para ser parte de diversas publicidades y el Perú no fue la excepción.
El vínculo con turrones San José
En 1987, “Don Ramón” grabó un comercial para turrones San José junto a “Quico”, otro recordado personaje de la vecindad. Allí, ambas figuras recomiendan el producto recalcando que “en México no hay nada igual”.
Sin embargo, ¿cómo ocurrió ese acuerdo? El episodio titulado “¡Arte, Caracter, Casas, ¡y mucho más!” de la serie documental “Con permiso dijo Monchito”, filmado por los dos hijos de Ramón Valdés, tiene la respuesta.
“Precisamente en esas fechas de Navidad estábamos en Miraflores, en Perú, y resulta que hay un pan que hacen todas las navidades que se llama Panetón y otro turron”, cuenta uno de los realizadores. Asimismo, reveló que, cuando el artista recibió la propuesta a cambio de un pago de $3.000, aceptó de inmediato firmar el contrato con la agencia “Bon Advertising”.
Un año después, Valdés fallecería a los 63 años producto de un cáncer de estómago que se extendió a la médula. Pese a ello, el recuerdo de sus ocurrencias y batallas permanece en la memoria de todo fanático de “El chavo del 8”.