La propuesta creativa de Wild., para Alimiau, parte del instinto curioso de los gatos y lo convierte en un lenguaje humano tan inesperado como entretenido: el gusto por el chisme. Mercado Negro conversó con Andrés Villalobos, director general creativo, para conocer el insight detrás de esta campaña.
Los gatos siempre han sido símbolo de curiosidad. Desde asomarse a una ventana hasta trepar por un techo para observar lo que ocurre a su alrededor, estos felinos encuentran formas ingeniosas de descubrir el mundo. Ese mismo comportamiento fue la chispa creativa detrás de la nueva campaña de Alimiau, desarrollada por la agencia Wild.
Lejos de las fórmulas tradicionales de la publicidad de alimentos para mascotas, la marca apostó por un enfoque emocional que conecta con los dueños de gatos desde un ángulo inesperado: el chisme. Esta traducción del instinto felino al lenguaje humano se convirtió en el centro de una campaña que combina humor, minimalismo y frescura visual.

Un insight que nació en casa
Para Andrés Villalobos, director general creativo de Wild., la idea surgió de manera orgánica. “Los gatos son profundamente curiosos y únicos. Esa actitud de ‘espiar’ fue el punto de partida. Mientras nosotros los alimentamos, ellos alimentan su curiosidad. De ahí nació la conexión natural con el chisme, como una traducción humana de ese instinto felino”, explica.
Incluso, el equipo creativo encontró la inspiración en su propia cotidianidad ya que la mayoría convive con felinos. “El insight apareció de manera muy natural. No necesitó grandes referencias externas: lo vivimos en casa todos los días. Por eso decidimos mantener la idea simple, sin adornos innecesarios. La clave estaba en dejar que la naturalidad del concepto hablara por sí sola”, comenta Villalobos.
La campaña se caracteriza por un estilo visual minimalista y juguetón. Según Villalobos, esa decisión fue estratégica: “Hay ideas que no necesitan sobreexplicarse. El minimalismo nos permitió darle protagonismo al concepto y al mismo tiempo jugar con la estética para volverlo más fresco y atractivo”.

Asimismo, para Villalobos el mayor desafío estuvo en evitar los clichés habituales de este tipo de comunicación. “Queríamos demostrar que el concepto tenía tanta fuerza que no necesitaba mostrar directamente la comida para gatos. Lograr un print que funcionara sin recurrir a lo obvio fue la prueba de que la curiosidad —como idea central— era suficientemente poderosa para conectar con las personas”, afirma.
Más allá de la creatividad detrás de la campaña, el trabajo de Wild. para Alimiau demuestra cómo la publicidad puede encontrar inspiración en los pequeños detalles de lo cotidiano. Es una campaña que, al igual que los felinos, despierta la curiosidad y deja a todos con ganas de “chismear” un poco más.