Fotógrafo de Nueva Zelanda incluyó al grupo ‘Las Cholitas Escaladoras’ en su proyecto fotográfico.
El 23 de enero del 2019, Aconcagua (Argentina), el pico más alto del mundo fuera de Asia, fue escalado por cinco mujeres indígenas aymaras de Bolivia. La hazaña se valora desde el aspecto físico, ya que habían hecho senderismo juntas a ese nivel de altitudes solo durante unos años, pero lo sorprendente es que vistieron las capas típicas del Aymara.
Sin embargo, se trató de un hecho histórico, ya que, años atrás, mujeres como ellas, conocidas como ‘cholitas’, eran discriminadas legal y socialmente en Bolivia. De hecho, eran prohibidas en espacios públicas, sometidas al racismo y excluidas de oportunidades laborales y educativas. No obstante, la elección de Evo Morales en 2005, significó una serie de cambios para las ‘cholitas’.
El grupo «Las Cholitas Escaladores» son mujeres bolivianas de 42 a 50 años de edad. Hace unos años atrás dejaron de trabajar para montañeros y comenzaron a dedicarse a escalar. Este grupo llamó la atención del fotógrafo Todd Antony, nacido en Nueva Zelanda, quien buscaba realizar un proyecto fotográfico. Seis meses después de enterarse de las aventura de las ‘Cholitas’, Antony intentó mantenerse al día con 5 de las mujeres escaladoras mientras fotografiaba su caminata en el glaciar Zongo, Bolivia.
«Las ‘cholitas’ solían ser cocineras de montaña en los campamentos base. Observaban a los hombres subir todo el tiempo y finalmente decidieron ‘¿Por qué no hacemos esto nosotros mismos?’ Su escalada refleja físicamente su ascenso de ser marginados racialmente y oprimidos durante los últimos 50, 60, 70 años, así como su ascenso en un campo dominado por los hombres», comentó Antony cerca de Huayna Potosí.
Antony y su equipo llevaron implementos de iluminación a la montaña para el rodaje y poder darle a las imágenes un ‘toque estilizado’.
«Filmado el primer día de la escalada, subimos más alto de lo recomendado por nuestros guías tan temprano en el viaje para capturar esta imagen, ya que pude ver las prometedores grietas desde el pie del glaciar, y el clima estaba a nuestro favor. Resulta que tenían razón. Como resultado, mi asistente y yo tuvimos fuertes dolores de cabeza y las primeras etapas del mal de altura. Es por ello que una vez que tuvimos las vacunas, nos dirigimos a altitudes más seguras para aclimatarnos por la noche», indicó Antony.



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